El Barça está aprovechando muy bien el mercado de invierno para enderezar la desastrosa planificación deportiva del pasado verano demostrada en la destitución del entrenador designado, Ronald Koeman, al poco de empezar la temporada o en la no continuidad de gran parte de los fichajes realizados, léase Emerson, Agüero, Demir, además de Luuk de Jong, en la rampa de salida, y de Memphis ofrecido a la Juve para intercambiarlo por Morata.
Si hoy se cree que el Barça puede plantarle cara al Real Madrid en la ida de la Supercopa es gracias a la ilusión generada por los jóvenes que estaban en la herencia: Gavi, Nico, Araujo, Pedri o Ansu Fati, más que en los fichajes realizados.
Ahora, a media temporada, y debido al pánico sobrevenido por la eliminación de la Champions y la errática trayectoria en la Liga, se está reconstruyendo el proyecto deportivo de manera acertada, gracias a la experiencia de Mateu Alemany.
La de Ferran Torres es una buena incorporación pese a que su precio se antoja excesivo si tenemos en cuenta que tan importante no era cuando solo fue el decimoséptimo jugador en la lista de minutos jugados en el City la temporada pasada.
En verano todo fueron recortes, tantos que incluso prescindieron de Messi cuando estaba con la carta de libertad y sin contrato. La inversión en fichajes, que debió hacerse en verano, ha llegado en enero pese a que no se han conseguido más ingresos, ni por traspasos ni por sponsors nuevos.
La diferencia es que Laporta y sus directivos ya no deben responder con su patrimonio de las pérdidas que puedan provocar en el club dado que la reforma de la Ley del Deporte ha suprimido la obligación de los dirigentes de prestar un aval económico personal.
A la directiva de Bartomeu se le hubiera podido hacer una acción de responsabilidad si la inoportuna moción de censura no le hubiera liberado de acabar su mandato. A pesar del magnífico trabajo de Mateu Alemany en el recorte de la masa salarial, este año se prevén más números rojos, con la diferencia de que los dirigentes ya no responderán por ello pero que si perjudicará el límite salarial, que será otro gran obstáculo para fichar a Haaland.
Está bien reforzar la delantera donde ahora habrá overbooking, pero también hay que pensar en renovar la defensa, tres de los cuatro defensas que jugarán hoy (Alves, Piqué y Alba) son los mismos de los últimos 12 años y así es difícil ser competitivos.
La cesión de Coutinho por seis meses asumiendo el Barça parte de su ficha y la ampliación de contrato de Umtiti para hacer hueco en la masa salarial son parches necesarios pero de ahí a calificarlas de genialidad va un mundo. Las vacas sagradas siguen sobreviviendo a la renovación del equipo pese al cambio de directiva.