El culé ve a Xavi como el salvavidas perfecto, el penúltimo reducto de una filosofía que ha ido perdiendo sentido. No importa su bagaje porque Xavi es una apuesta por volver a ganar y enamorar con su juego. El Barça necesita volver a ser feliz y Xavi es el camino más rápido para conseguirlo. Xavi es ilusión. Xavi es muy necesario. Xavi es el inicio de una nueva era. Xavi es el Ronaldinho del 2003.
Seis años después de su marcha como jugador, vuelve a casa para volvernos a ilusionar a todos los culés y recuperar el estilo perdido. Estuvo impecable en su discurso, una declaración de intenciones para devolver la disciplina a la plantilla. Se acabó que manden los jugadores, el entrenador pondrá a cada uno en su sitio como ya ocurrió en los tiempos de Cruyff, Guardiola y Luis Enrique. Queda prohibido llegar tarde. Quedan prohibidas las actividades extradeportivas. Queda prohibido acostarse más tarde de las 12. Quedan prohibidos los viajes privados. Hay que ser puntual, cuidar la alimentación y el equipo debe unirse más fuera del vestuario. Tampoco es nada del otro mundo, ni me parece que sean unas normas demasiado estrictas para un jugador de élite que como poco cobra unos millones de euros al año.
Sin esfuerzo no habrá recompensa así que a partir de ahora todos a currar duro y al que no le guste ya sabe dónde está la puerta. Todos parten desde cero y deben compartir el mismo objetivo: volver a hacer grande al Barça. Con Xavi tarde o temprano esto llegará y la única duda es saber si estarán a tiempo de conseguirlo este curso.