En los últimos 45 años, el despido de un entrenador del Barça en plena temporada, en el primer año de mandato del presidente, solo se había dado con Josep Lluís Núñez (1978-79) y Joan Gaspart (2002-03). Joan Laporta acaba de sumarse a la lista con la destitución de Ronald Koeman. Núñez echó a Lucien Muller tras 27 partidos disputados, Gaspart a Louis van Gaal después de 30 encuentros. El despido de Koeman, en la décima jornada de Liga, significa la primera gran crisis deportiva de la segunda era de Laporta al frente del Barça. La muerte de Koeman como entrenador del Barça era la crónica de un despido anunciado desde que en lugar de valorar la capacidad del holandés prefirió distinguirse la calidad de haber sido un técnico nombrado por el anterior presidente, Josep María Bartomeu.
El caso es que Laporta se ha hecho mayor y no es el Jan de la primera época, cuando obedecía más a sus ímpetus y, además, contaba con jóvenes tan emprendedores y valientes como él. Esta vez desobedeció a su intuición y se dejó llevar por el amor que siente por todo lo holandés. No despidió a Koeman cuando algo le decía que lo hiciera. Prefirió destrozarlo poco a poco. Imponiéndole tácticas y jugadores. Dejando marchar nada menos y nada más que a Leo Messi, y también a Griezmann. Lo desmembró, aunque antes lo había amenazado con echarlo en quince días si encontraba otro entrenador. En eso fue sincero con el holandés porque, como contó García Márquez en Crónica de una muerte anunciada, hay que estar siempre de parte del muerto.
Hasta que llegó el día, muchos después de cuando tenía que ser, en el que Laporta se vio señalado como culpable de la novena posición del Barça en la Liga y movió ficha. Muchos críticos habían encontrado otra coartada para avalar la decisión del presidente de mantener al holandés aún en contra de su gusto: "No hay dinero para pagar el finiquito", dijeron. Ahora parece que las arcas vuelven a estar llenas. Y ahora sí que el presidente ha podido ejecutar la destitución anunciada del entrenador que nunca quise pero lo mantuvo. Todo una actuación contraria a la que tuvo con Messi, que se quería quedar pero lo echó. Y para matar a Koeman bastó un gol de un tigre como el colombiano Falcao y un Rayo que nunca había impactado en el Barça como la noche del 26 de octubre.
En el fútbol, y especialmente en España, los primeros que pagan los malos resultados son los entrenadores. Si Joan Laporta ha entrado en esa exigua lista de presidentes que despiden a su primer entrenador, Koeman no ha podido meterse en un cuadro de lujo que describe a los cuatro holandeses que más tiempo han dirigido al Barça: Cruyff (8 temporadas), Michels (6), Rijkaard (5) y Van Gaal (4). Acertar con el próximo entrenador es el mayor deseo del barcelonismo para salir de la crisis. No será fácil.