Mingueza nunca pudo con Vinicius, parecía que no había visto jugar al brasileño nunca o que ni siquiera se había preocupado de estudiar sus regates. Dest es el único futbolista del Barça actual que se atreve a regatear, y la función de defender como de atacar la cumple notablemente cuando juega de lateral, pero delantero no es. Alba ha perdido la medida exacta de los centros. Durante el clásico la mayoría de sus pases fueron repelidos por los rivales o buscaron el cielo de París, seguramente porque el que siempre le señalaba dónde tenía que ponerla ya no está.
De Jong ha perdido personalidad en el campo. No es aquel chico de la primera temporada que nos recordaba las primeras de Schuster en el Barça, que tenía presencia y avanzaba con poderío hacia la portería contraria. Frente al Madrid, el holandés perdió muchos balones de forma incomprensible. Memphis tenía que ser la estrella del equipo, pero lleva partidos en los que se descubre torpe, no supera a ningún adversario, y hasta parece pasado de peso como quedó demostrado en el gol de Alaba donde el madridista le quitó el balón en su defensa y lo dejó tirado muchos metros en la carrera hacia la portería de Ter Stegen.
Si en una alineación cinco de 11 jugadores no tienen el día o no dan la talla resulta imposible que ese equipo gane. Si, además, ese equipo o esos jugadores no saben frenar con faltas un contraataque tampoco se puede aspirar a más. Rivales como el Madrid, por muy mal que estén, te hacen daño. Y sí, además, en el banquillo no hay recambios que ofrezcan mejores alternativas que las que están en el campo entonces ya solo hace falta ponerse a rezar para que la derrota no sea tan penosa.
De ahí que hoy piense que del “es lo que hay” que pronunciaron un día Koeman y el capitán Piqué, hoy podemos decir que “no hay más”. Ni defensa, ni ataque. Y tampoco está Messi, que era el que metía los goles, porque ya saben ustedes que no hay jugador que pueda estar por encima del club. Ni siquiera el mejor del mundo. Palabra del presidente. Así que acto de contrición para los creyentes y paciencia, mucha paciencia para los que ya se están acostumbrando a este nuevo Barça.