Si hoy el Barça tiene esperanza y futuro es gracias a los jugadores captados y formados en la Masía durante los últimos 10 años. Ningún otro club de la élite ha encontrado tantos tesoros cuando ha mirado lo que había en el armario de su cantera como el Barça. Laporta, que tanto se queja de la herencia recibida, debería ser agradecido y reconocer también que ha heredado una fantástica generación de futbolistas, que tienen entre 17 y 20 años, y que han demostrado tener suficiente calidad para ser titulares o pelear para serlo en el primer equipo. Son la ilusión del presente y la esperanza del futuro. Hasta 8 jóvenes jugadores hechos en la Masia son ya la base del primer equipo: Mingueza, Ansu Fati, Gavi, Nico, Riqui Puig y Balde. A ellos hay que añadir los fichajes de Pedri y Araujo, que costaron 5 millones y ahora tendrían un valor en el mercado que sobrepasa los 100 millones. Además en la herencia también había, Ilaix y Konrad, que ya han demostrado ser nivel élite pero que la directiva de Laporta ha preferido venderlos. Y también han encontrado a un fantástico jugador como Álex Collado, al que, incomprensiblemente, lo han dejado sin jugar, ni en el Barça ni cedido, por una gestión disparatada. Son en total 11 jugadores jóvenes con un talento espectacular y que forman la mejor herencia deportiva que desearía recibir cualquier presidente al llegar al cargo. Y el que ha trabajado la base sabe que esto no sale por casualidad sino que es producto de una fantástica gestión, porque no solo se trata de acertar en la detección y captación de talento antes que tus rivales sino también de saber pilotar con maestría su progresión y, sobre todo, tener habilidad para conservar estos jóvenes superando duras negociaciones frente a la voracidad de sus representantes y la intromisión de los principales clubs, que tienen predilección por los canteranos del Barça.

Igual que criticamos los errores en los fichajes de Dembélé, Coutinho y Griezmann con inversiones desmesuradas es de justicia reconocer también los aciertos en la gestión del fútbol base porque lamentar solo la parte negativa de la herencia y no reconocer o agradecer la parte de los aciertos que también hay en ella es tendencioso y partidista.

Y esto es gracias al trabajo de los entrenadores que han hecho crecer a estos futbolistas, como García Pimienta, Fran Artiga o Sergi Milà, de los directores de la cantera, como Jordi Roura, Aureli Altimira y Álex García. Y de los directivos, como Silvio Elías o Xavi Vilajoana, que han estado al frente del fútbol formativo. Y también del presidente Bartomeu que tuvo el acierto de ponerlos y asignar cada año una importante partida del presupuesto del club al futbol base para seguir apostando por la formación. Y decidió ampliar la ciudad deportiva, Joan Gamper, comprando los terrenos del Tenis el Forn. Y de construir el nuevo Estadio Johan Cruyff para potenciar la cantera y el fútbol femenino. Y claro que se ficharon brasileños para el Barça B que no evolucionaron como se esperaba, con alguna excepción, como Matheus, que todavía sigue siendo titular indiscutible. Pero es que esto es hacer muchos intentos para que alguno salga bien. Laporta acabar de gastarse 4 millones en dos jóvenes, uno marroquí y otro turco, y lo más probable es que no lleguen al primer equipo, pero es que es muy difícil fichar a jóvenes que quieran jugar en la tercera división del fútbol español (1a RFEF) y sean tan buenos como para aterrizar en el Barça B y hacerse enseguida un hueco en el primer equipo. Pero hay que seguir intentándolo. Y, sobre todo, reconocer que los 11 canteranos heredados ahora por Laporta son una herencia espectacular, similar a la que recibió en 2003 en la que en la mochila de Gaspart estaban Víctor Valdés, Xavi, Puyol, Iniesta, o Messi. La generación que ha protagonizado la época más exitosa de la historia del Barça.