Han quedado muchos flecos por resolver con la marcha de Leo Messi. Su padre, Jorge Messi, envió un globo sonda a la prensa que lo perseguía por el aeropuerto de Barcelona: "Pregunten al club". Y razón no le falta pero las miradas se centraron en el padre, que me parece bien porque es quien marca la vida del mejor jugador del mundo, pero hubiéramos sacado más información hablando con su hermano, Rodrigo Messi. Mientras Jorge ofrece la parte más contractual del lío, Rodrigo da la visión más emocional de su marcha. Es él quien vivió el desengaño de Leo con Laporta y la persona que lo convenció para que dejara de un lado el corazón, para poder mirar con más objetividad su futuro inmediato.
Los Messi son un clan y en su adiós al Barcelona lo demostraron más que nunca. Además, Rodrigo tiene muchas ganas de contar la verdad o, mejor dicho, su verdad. Todavía le duele pensar cómo trataron a su hermano y habla, sin pelos en la lengua, con sus amigos y conocidos sobre ello. Parece que tenga ganas de que se sepa la verdad y, seguro que apretándolo, a corto plazo lo veremos copando alguna cabecera de un diario. La inacción de Laporta con la renovación de Messi, que es lo mismo que abandonar el 10 para que con ello consiguiera deshacerse de él, es una herida que todavía escuece. Y, tarde o temprano, acabará supurando.