El Barça prepara una pequeña revolución en su plantilla. Por conveniencia deportiva y, sobre todo, por necesidad económica. Joan Laporta debe reducir la masa salarial del primer equipo y tendrá que asumir decisiones impopulares o, cuanto menos, controvertidas. En este escenario, cuesta imaginar que quiera rescatar a Neymar, quien hace cuatro años cambió Barcelona por París para ganar más dinero e intentar ser el número 1. Logró el primer propósito, pero falló en el segundo. Estrepitosamente.
Neymar siempre fue una figura polémica en el Barça. Su fichaje ya fue muy controvertido por unas comisiones abultadas que dispararon el precio oficial del traspaso y fue el principio del fin del expresidente Sandro Rosell. Deportivamente, el rendimiento del delantero tuvo muchos altibajos, con un primer año de adaptación, dos temporadas a gran rendimiento y un último curso en el que estuvo más pendiente del lucimiento personal y de su salario que de solucionar los problemas del equipo.
Desafió Neymar al Barça y se fue a París tras abonar 222 millones de euros, una cifra maravillosa que, lamentablemente, acabó siendo la gran perdición de Bartomeu. El crack brasileño confiaba en ser la gran estrella del PSG, harto de tener un papel secundario en el Barça de Messi, pero pronto chocó con Kylian Mbappé, para muchos el futbolista con mayor proyección y objeto de deseo de Florentino Pérez y los grandes clubes europeos.
En París, Neymar también ha sido un futbolista disperso, con destellos de calidad y lesiones a partes iguales. Estaba convencido de que ganaría la Champions con el PSG y, año tras año, su sueño acaba en pesadilla. Tampoco le ha ido mejor al Barça, pero el brasileño se lo pasaba mejor en el Camp Nou. O eso parece.
El futuro del Barça pasa por futbolistas a coste cero y, en el mejor de los casos, un fichaje mediático que ilusione. Neymar es un jugador diferente, desequilibrante, pero también polémico y ególatra, quemados ya sus mejores años y con un salario que no encaja con la precaria situación económica de la entidad. Segundas partes, además, nunca suelen ser buenas y mucho menos tras una huida del Camp Nou a la francesa.
Eric García y Depay, a coste cero, son opciones más que interesantes para el Barça. El primero mejoraría las prestaciones de Umtiti y el segundo tiene mucha más clase y gol que Braithwaite. Con el Kun, por su historial médico, es lógico que haya más dudas y todo parece indicar que el Barça pondrá en el mercado a Dembélé o Griezmann. También sería recomendable encontrarle una salida a Pjanic, Neto y Junior, futbolistas que no pintan nada y frenan a jóvenes valores de la cantera. En este nueva etapa de renovación y regeneración, Neymar no encaja. Ni en pintura.