Poco nos pasa con este Barça. El día menos indicado volvió a fallar ante un Granada que llegaba al Camp Nou con nueve bajas. ¿Qué sentido tiene? ¿Cómo es posible? Todavía no me puedo creer como el equipo desaprovechó la ocasión de ponerse líder.

Si buscamos culpables hay tres nombres propios que destacan por encima del resto. El primero es Koeman por sus cambios en la línea defensiva y sus cambios en la segunda mitad. El segundo es Umtiti por salir nuevamente en todas las fotos. Y el último, es el de Sergi Roberto por nuevamente dejar demostrado que defensivamente no está hecho para jugar en la posición de lateral o carrilero. ¡Qué desastre! Pero siendo justos también hay que recordar que durante los primeros 60 minutos el equipo hizo un gran trabajo y solo le faltó más efectividad para sentenciar el partido. 

Koeman, en el momento de ser expulsado contra el Granada | EFE

Koeman, en el momento de ser expulsado contra el Granada | EFE

Quedan cinco finales, hay que ganarlas todas. Y confiemos en que el Real Madrid también se deje algún punto por el camino porque si no será la Liga más dolorosa de los últimos años, a la altura del Tamudazo

Y el Madrid, con más vidas que un gato

El Chelsea dejó con vida al Real Madrid. La primera parte de los ingleses fue muy buena en todos los sentidos menos en uno, la definición. Courtois se volvió a lucir con paradas de mérito que podrían valer una final y el Chelsea estuvo demasiado impreciso con errores que también podrían costar una final.



De momento, todo se decidirá en la vuelta. Pero el Real Madrid ya no se las promete tan felices como cuando hace unas semanas que se pensaba que accedería a la final sin despeinarse. Físicamente el Chelsea le pasó la mano por la cara. Kanté se convirtió en el dueño del centro del campo, Tuchel ganó la partida a Zidane y sólo Benzema y Courtois ganaron sus batallas individuales con sus homólogos del conjunto inglés.

Benzema, celebrando su gol ante el Chelsea | EFE

Benzema, celebrando su gol ante el Chelsea | EFE

Con todo, el Madrid se marchó con vida e incluso salió reforzado y es que tal y como empezó el partido más de uno se temía la goleada blue. Los merengues están contentos con el 1-1, bastaría con una victoria por la mínima o un empate con más goles en el partido de vuelta para estar en Estambul. Pero mi lectura es que si el Chelsea puede desplegar una versión similar a la del martes, no tendrá rival en Stamford Bridge.