El victimismo de la derrota lo dejamos para Gerard Piqué y sus shows de querer ser el primer capitán. Como mínimo nos entretiene y no representa el pilar principal del equipo. Pero lo que hizo Koeman después de la derrota contra el Real Madrid certifica que no es entrenador para el Barcelona. ¿Ha sabido surfear la crisis del BarçaGate? Evidentemente sí. ¿Apuesta por la Masía? Totalmente, aunque no ha respetado suficientemente los tempos del B. ¿Todo es culpa de su indisciplina como pasa en las sesiones de entreno? En absoluto, el cambio drástico que dio la victoria de Laporta certifica que la actitud de los jugadores era primordial. Y aun así pregunto: ¿Son suficientes argumentos para tenerlo? No, la apuesta como ya dije desde el principio debe seguir siendo un perfil ADN Barça y la figura es García Pimienta.
Sólo él y escuchado por la directiva puede darle el giro que necesita un equipo que dio lástima en la primera mitad del partido. Un entrenador que recurre al Kleenex para llorar una derrota no puede liderar un equipo como el Barça. Koeman está a años luz de lo que representa Jasikevicius en el baloncesto azulgrana: también perdió este fin de semana, pero aceptó la derrota y que habían jugado peor, sí señor. Y por si el maquillaje de las últimas semanas no nos deja ver con precisión os recuerdo que, contra el Madrid, dos derrotas: 1-3, 2-1; Atlético de Madrid: 1-0; Sevilla 2-0 (victoria) y 1-1. De cinco partidos, 4 puntos. El victimismo de Koeman no casa con el espíritu de Laporta, pero de momento, el presidente tiene otras tareas como recuperar los pasillos con la RFEF o el CSD. De hecho, ya se ha reunido con el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Franco. Y cuando la temporada termine, si no le salva ni un trofeo, ya será momento de meditar.