El próximo lunes el FC Barcelona tendrá un nuevo presidente. Si algo han demostrado los tres aspirantes, Joan Laporta, Víctor Font y Toni Freixa, es que no les perturba la crisis que vive el club. Después de leer toda la basura que se ha vertido sobre la entidad hace falta algo más que testosterona para atreverse a tomar el mando de una nave que está atravesando uno de los peores momentos de su historia.
Los tres acuden en plan “somos los salvadores”. Son los que han llegado a la recta de una carrera que será muy dura y que no termina el lunes. El barcelonismo debe elegir entre ellos porque no hay más. Es lo que hay. En los debates, en las entrevistas, en sus intervenciones ninguno ha sido superior al otro. Tampoco ninguno ha exhibido un estandarte o un discurso que emocione o ilusione a la masa social. La única goleada la consiguió Laporta en la presentación de las firmas, donde dobló las obtenidas por Font y cuadriplicó las de Freixa.
Ese dato concede cierto favoritismo al ex presidente que exprime lo mejor del baúl de los recuerdos para convencer a la masa social. Pero Laporta no tiene hoy el extraordinario equipo de jóvenes directivos con el que arrolló en el 2003, y en el que se encontraban personas válidas como Sandro Rosell –el artífice del fichaje de Ronaldinho-, Ferran Soriano, Marc Ingla y Josep María Bartomeu entre otros. Ni tampoco tiene de asesor a Johan Cruyff, ni a un Evarist Murtra, padre de la idea de poner UNICEF en la camiseta.
Laporta, Font y Freixa, en un montaje | Redes
Si Laporta vende lo que se vio, Font vende lo que no se ve: futuro. Un futuro bajo el argumento de la modernización del club y el peso deportivo de Xavi Hernández y Jordi Cruyff, nombres que seguramente también se irían con Laporta si fuera el elegido.
Ya lo comentamos la semana pasada en esta columna: la valentía de Toni Freixa radica en estar ahí en el medio, buscando un voto que cree que segundas vueltas nunca fueron buenas y que la modestia siempre es más sana que la prepotencia, y que asegura que su Barça mantendría su independencia política.
Toca elegir barcelonistas. Los tres candidatos saben que esto es fútbol, y son conscientes que lo único que acaba con las crisis de los clubs grandes es que la pelota entre. ¡Suerte!