El Barça está viviendo la época más gloriosa de su historia. Desde 2004 hasta hoy, la entidad azulgrana ha conquistado 34 títulos, solo en fútbol, siendo el club más exitoso del mundo en los últimos 16 años. Sin embargo, los últimos 3 presidentes del Barça, Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu han salido por la puerta de atrás.
En el entorno del Barça se ha instalado una corriente negativa en la que la crítica permanentemente es, casi siempre, muy oportunista. Si el entrenador de turno hace jugar a los fichajes es que no apuesta por la cantera y cuando apuesta por la cantera es por obligación porque los fichajes han sido un fracaso. Si se prescinde de los veteranos es que se están cargando la herencia y si se les renueva es que no saben rejuvenecer el equipo. Si se gana se critica que hay que jugar mejor. Si se juega bien pero no se gana, peor.
El nivel de exigencia es la perfección. Justo lo que es imposible en la competición deportiva. Ni ganando el triplete goleando, Luis Enrique, se libró de esta enfermiza oposición. A Valverde lo mataban por ganar ligas sacándole al Real Madrid 16 y 18 puntos. El caso es destruir. El caso es comparar una época irrepetible como la de Guardiola con todas las demás.
La referencia es la excepcionalidad
Es como si en el Barça valoráramos el nivel de los fichajes con el de Messi. Siempre saldrán perdiendo ellos y el club. No se puede tener como referencia la excepcionalidad. La crítica y la fiscalización son necesarias para mejorar. La toxicidad, no. Lo inaceptable és la destrucción de la institución y de sus dirigentes de turno por intereses electoralistas.
La situación económica del Barça es mala por culpa de una gestión económica deficiente de Bartomeu agravada por una pandemia que ha pinchado de golpe la burbuja del fútbol, en general. Todos los grandes clubs han sufrido un desequilibrio presupuestario pero solo se habla de la posible disolución o quiebra del Barça. Menudo disparate.
Y cuando peor está el club y la directiva que no seguirá en el club ya ha convocado elecciones se interpone una moción de censura para debilitarlo institucionalmente más. Había que cargarse a Luis Enrique, a Valverde, a Rosell, a Bartomeu y ahora a Tusquets. Ninguno vale, todos son unos ineptos. Y, a pesar de todo, el Barça sigue siendo el mejor club polideportivo del mundo.