Desde que las nuevas tecnologías invadieron el mundo del periodismo y los periódicos pasaron a ser más leídos en sus plataformas digitales que en papel, y los teléfonos dejaron de ser fijos para ser móviles y el minuto a minuto de los partidos se puede seguir a través de ellos, siempre pensé que los periodistas debíamos de imaginar otro tipo de crónicas escritas y de las narraciones en directo. Muchos medios han mejorado en este sentido y se han adaptado bastante bien al nuevo mundo. Sin embargo, los hay que todavía viven en el pasado y probablemente aquí es donde se encuentra la mayor parte de la culpa de la crisis de los medios de información.

Porque la verdad es que, hoy que no puedes asistir a los estadios, resulta muy incómodo, por llamarlo de una manera suave, estar en la mesa cenando y escuchar locutores sufridores que parece que estuvieran pidiendo auxilio porque les va a dar un ataque y que hablan en nombre de los que están jugando: “El Barça está pidiendo la hora”, repiten desaforadamente hasta el punto que llegan a convertir la cena o tu vino en el sofá en un estado de nervios que acaba llevándote a silenciarlos. Y si no les escuchas tampoco los lees.

No está el horno como para que en estos tiempos de pandemia un partido de fútbol se convierta en un viacrucis eterno para el aficionado. Y menos un partido de este Barça en fase de transición, sin presidente --igual que el Govern-- con unos jugadores de cristal, con casi dos manos de aspirantes a dirigir al club con modelos tan dispares.

Nada es tan importante para este Barça de hoy y para su masa social que ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar, porque eso es el fútbol, como en su día lo dijo bien claro Luis Aragonés. Y por eso celebro que entre tanto comentario y datos negativos surgidos por la victoria mínima del Barça en Huesca, un tweet de @2010MisterChip en el que destaca que desde el 2014 el Barça no estrenaba un año con un triunfo. Toda una invitación al positivismo.