Esta semana, los precandidatos --he puesto en el título candidatos porque suena mejor y todos nos entendemos-- no han sabido aprovechar, en su mayoría, la dimisión de Josep Maria Bartomeu. No es que quiera hacer mío el refrán de "más vale malo conocido que bueno por conocer", pero es evidente que lo que nos viene da miedo.
De los pocos a los que su credibilidad y teórico buen asesoramiento aún le ganaban, me refiero a Víctor Font, han cometido dos fallos de novato: primero, decir que tenía a Guardiola y este desmentirle. Y, ahora, salir como un desesperado para hablar de Jordi Cruyff. De verdad, basta. No hacía falta. Los fichajes ilusionantes ya no son suficiente. ¿A caso os tengo que recordar a Koeman y por qué, decir las verdades, me "costó" la humillación de los que llevan bandera y no ven más allá hasta que les rompen la ilusión? Víctor Font debe aprender más de fútbol, ha tenido tiempo desde que recogía firmas para Laporta pero parece que es más un títere que una entidad propia.
En paralelo, se presente un tal Pere Riera, a la espera de confirmar si es otro payaso más del circo, o es la última esperanza que se puede tener en la vida. Y vamos sumando nombres que con la marca Barça suman en sus objetivos personales: Jaume Farré, Agustí Benedito, Toni Freixa, Josep Lluís Fernández-Alá... ¡Y todavía falta el continuista oficial!
Pero no me olvido de Joan Laporta. Tiene una oferta millonaria encima de la mesa para que se presente, empieza a ser un cara o cruz que lo diga... Pero Jan, necesita sentirse querido y recompensado.