Vaya por delante que estoy totalmente en contra de los que dicen que Leo Messi se queda en el Barça porque el club lo retiene. Se queda por su culpa. Si manda el burofax el 10 de junio seguro que estaría libre, y, obviamente, los mismos que hablan de retención habrían culpado al mismo que llevan culpando de todo, al que solo falta que acusen de la crisis del Govern de la Generalitat. Estoy convencido de que cualquiera de los aspirantes a ocupar el puesto de Josep María Bartomeu hubieran hecho lo mismo. Dudo que Jan Laporta quisiera esa foto para él. Lo veo peleándose con los Messi para que continuara en el club. Toni Freixa también habría aplicado la letra pequeña del contrato. Quizás Agustí Benedito lo habría vendido por 100 millones. Y Víctor Font, ay señor, Víctor Font habría retuiteado a algún periodista.
Pero la milonga que ha protagonizado Messi y que ha terminado con una entrevista en la que el mejor jugador del mundo ejecuta un auténtico strep-tease de su situación deja sabores de boca dulces y ácidos. Desconozco cuál es la sabiduría de Messi sobre la música popular de su país natal. Y no sé si quiso interpretar un cambalache o la comparsita. En sus frases se advierte amor y desamor, verdades y engaños, reproches y disculpas. Un tango, vaya.
“Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. ¡En el 506 y en el 2000 también! Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, varones y dublé… Pero que el siglo XX es un despliegue de maldad insolente, donde ya no hay quién lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos… Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor…” reza una estrofa de Cambalache.
Cuando hablo del desnudo de Messi pienso en la reacción que describe de su familia al comunicarle que quiere marcharse del Barcelona. Ahí se desnuda un Messi egoísta, que solo busca una copa más, un título más, dizque un proyecto ganador, y parece importarle poco, aunque sostiene que fue un momento muy duro, el llanto de sus adorables hijos y su hermosa mujer. Solo si se estuviera separando porque ama a otra, entonces lo habría comprendido. Pero ahí, no valen balones de oro, ni cambios de ciudades, ni dinero que compense esas lágrimas. Si ayer llega a decir que se queda por ellos habría hecho llorar a muchos.
Pero hay una frase que me encanta de Messi: “Me quedo porque jamás iría a juicio contra el club de mi vida”. Esta creo que lleva una dedicatoria especial a todos esos socios que a la mínima demandan al club o desean sentarlo en un juzgado, o esos simpatizantes que dicen ser del Barça y solo están en una campaña de acoso y derribo al actual presidente. Ahí Messi demostró que quiere más al Barça que muchos de ellos. Triste milonga la de este Barça, más que nunca club de Caín y Abel.