Cuando el entrenador es incapaz de formar un corro con los jugadores. Cuando los jugadores se juegan una final caminando. Cuando la dirección del club pone los intereses económicos por delante de los deportivos. Cuando los árbitros deciden en contra y favorecen constantemente al rival. Cuando las caras largas son el pan de cada día y palabras como impotencia, crispación, agonía y desesperación se vuelven habituales. Cuando vendes al nuevo Xavi para minimizar unas pérdidas inevitables. Cuando el Barça lleva demasiadas Ligas seguidas y el Real Madrid no la huele. Cuando no tienes fondo de armario. Cuando Messi marca su gol 700 de penalti porque lleva partidos incapaz de hacerlo en jugada normal. Cuando las indicaciones y/o tirones de oreja de un entrenador son ignorados. Cuando la planificación deportiva se dedica a las rebajas y juega a comprar cromos en lugar de buscar jugadores adecuados a las necesidades. Cuando el entrenador no hace correcciones en los partidos y tarda una eternidad en hacer cambios para cambiar el signo del partido. Cuando los jugadores no lo dejan todo en el campo. Cuando se impone la política de la cartera sobre la cantera. Cuando el fichaje estrella del verano se queda en el banquillo. Cuando el vestuario tiene más egos que líderes. Cuando se junta todo. Cuando te das cuenta de que no hay que buscar culpables porque en realidad todos lo son. Cuando es obvio que toca hacer limpieza y revolución.
Quique Setién, Messi hablando con Hernández Hernández y Bartomeu / CM