El fútbol ha entrado en una nueva dimensión. Con muchas más incertidumbres que certezas. Con la necesidad de retomar la competición por motivos económicos, pero sin espectadores, se trata ahora de resistir. El escenario es complejo y las urgencias nunca son buenas. Cuesta, hoy, visualizar un partido porque es imposible mantener las distancias. Piden a los futbolistas que no se abracen, pero en las jugadas de estrategia habrá muchos contactos.
Tocado por el coronavirus, el futuro del fútbol es una incógnita. Al menos, a corto plazo. Los clubes más poderosos necesitarán nuevos recursos para paliar las pérdidas de esta temporada. El mercado de futbolista parece un gran bazar, con constantes regateos y fórmulas ingeniosas para abaratar precios. El intercambio de jugadores es la fórmula escogida por el Barça para renovar su plantilla, muy cara, entrada en años y con un rendimiento descendente.
Lautaro, del Inter, es la prioridad de la secretaría técnica barcelonista. Su cláusula de rescisión es de 111 millones de euros, cantidad que no pagará, ni de lejos, el Barça. En la operación se incluirá uno o dos futbolistas para rebajar el precio final. Delantero centro de 22 años, nadie cuestiona su contratación en el Camp Nou.
Muchas más dudas suscita el fichaje de Miralem Pjanic, un centrocampista exquisito que debería encajar muy bien en el ecosistema azulgrana. La edad, 30 años, es un problema. Otro, su elevada ficha. En Italia, con una fiscalidad menor, cobra 10 millones de euros brutos por temporada. Ni es joven, ni es bonito ni es barato, y en el Barça actual hay un excedente de medios. Mucho más coherente sería la contratación de Fabián, del Nápoles. Tiene 24 años y el club del sur de Italia podría canjearlo por otros futbolistas.
El fichaje de Pjanic (Juventus) implicará la salida de uno o dos futbolistas del Barça. Y, claro, no es lo mismo cambiarlo por Arthur que hacerlo por Umtiti, dos jugadores que se han quedado a medio camino por motivos dispares. Se da por hecho que Todibo entrará en la operación. Costó un millón de euros y ahora está tasado en 25. Nadie repara, sin embargo, es su gran proyección deportiva. Es un central que puede jugar de mediocentro y destaca por una buena salida del balón. Que no es poco en el Barça.
El canje que preparan Barça y Juventus podría ser más sonado. En Turín quieren un cambio entre Semedo y De Sciglio. ¡Faltaría más! El portugués, sin embargo, pasa de Italia y desea jugar en el Manchester City. De Sciglio, en cambio, está encantado con la posibilidad de jugar en el Camp Nou. Lógico. Es suplente en la Juventus y un futbolista en decadencia. Para entendernos, es mucho peor que Semedo o Sergi Roberto. Correcto defensivamente, no es muy solvente ofensivamente.
El Barça, condicionado por su delicada situación económica, debe rebajar su masa salarial. No le queda otra. Sin embargo, corre el riesgo de perder mucho potencial deportivo. Tiene sentido poner en venta a Rakitic o Arturo Vidal, futbolistas que han superado la treintena y cobran un pastizal. También es sensato mercadear con Coutinho, a la espera de un nuevo rico como el Newcastle para revertir una operación ruinosa. Y tal vez faltaría un poco de desparpajo para invitar a Luis Suárez a buscar nuevos retos. Cuesta más de 30 millones de euros anuales y su plaza la debería ocupar el deseado Lautaro. Ya se sabe, en tiempos difíciles, es importante tener claras las prioridades. El joven delantero argentino encaja en todas las variables. Pjanic, no.