Deja vu. Un árbitro cualquiera, no importa si español o internacional, dirige un partido protagonizado por el Real Madrid. En un momento dado se genera una acción polémica que perjudica al equipo blanco. El colegiado la revisa e imparte 'justicia' a favor de los madridistas.
Lo llevamos viendo en muchos partidos esta temporada. Lo llevamos viendo toda la vida. Este sábado, contra el Sevilla, no fue una excepción y Martínez Munuera favoreció los intereses blancos al anular un gol claramente legal de Luuk de Jong.
En la jugada, Militao es el encargado de cubrir a De Jong pero el defensa blanco recibe un bloqueo totalmente legal de Gudelj y se choca contra él. Tras ese impacto, Militao cae derribado y De Jong se queda solo para marcar a placer y silenciar el Bernabéu.
Es una jugada de estrategia, especialmente habitual en baloncesto, donde el bloqueo pretende pillar por sorpresa al defensor para dejar libre a un compañero. El Sevilla de Lopetegui ejecutó a la perfección esa acción pero, tras el gol, Martínez Munuera fue alertado por la sala VOR y tras visionar las imágenes, y a pesar de no ser una falta manifiesta, decidió revertir su decisión y anular el tanto.
Dice la normativa que el VAR debe intervenir para corregir decisiones clara y manifiestamente erróneas, cosa que no ocurre en este caso. También se debe revisar para visionar una acción que el árbitro no ha visto en directo, que es la situación que se da en este caso. Pero siendo así, al no concurrir ninguna falta manifiesta, y es obvio que no lo es, el colegiado nunca debe modificar su decisión en primera instancia.
La Liga española sigue siendo un ejemplo de cómo no se debe utilizar la tecnología para impartir justicia. Y el Real Madrid ya ha sido favorecido en infinidad de ocasiones esta temporada: en agosto también le anularon un gol en contra anotado por Brais Méndez con el Celta de Vigo.
Sergio Ramos también contó con el apoyo del VAR al poder repetir un penalti que había fallado contra el Leganés porque, supuestamente, el portero Soriano se avanzó un paso antes del lanzamiento. Vergonzoso.
Pero aún hay más, contra el Espanyol, el VAR perdonó una expulsión clarísima a Vinicius por segunda amarilla. Ello sin contar las escandalosas decisiones a favor de los blancos en Champions, contra el Brujas y contra el PSG.
En cambio, el Barça se ha visto perjudicado por el VAR en las cuatro intervenciones que ha sufrido esta temporada. La más clara contra la Real Sociedad. Un agarrón en el área supuso penalti a favor de los txuri urdin pero un agarrón final sobre Piqué no fue sancionado, dándose una aplicación de criterio opuesta en un mismo partido. Setién, que Dios te coja confesado: el VAR viste de blanco.