En el RCD Stadium, alguien, aunque se escuchara más o menos, pero se escuchó, gritó contra Gerard Piqué e insultó a su familia. Vamos a recordar algunos de los cánticos porque para tomar consciencia es importante remarcarlo: “Shakira tiene rabo” o “Piqué maricón”. Esto en el último derbi entre pericos y culés en el campo del Espanyol. Pero también tenemos otro ejemplo en el lado opuesto. Este domingo pasado, el Barça B y el Espanyol B se vieron las caras en el estadio Johan Cruyff y también se escuchó a la afición culé decir frases del tipo “si alguna vez he de matar, que sea a un perico de Sarrià” o “Venteo muérete”. Y, a parte del silencio mediático, tampoco se recogió en el acta arbitral.
Llegados a este punto, toca reflexionar. Dejando de lado el estamento arbitral y el Comité de la Real Federación Española de Fútbol, aunque el delegado en el campo del Espanyol lo recogió, es el momento de ponernos manos a la obra.
Coger el toro por los cuernos entre ambos clubes y reforzar la deportividad que demostraron Valverde y Abelardo antes del partido y que fluya la comunicación. No puede ser que las gradas de seguidores de ambos clubes todavía no puedan ir a uno y otro campo como visitantes respectivamente. Una situación anómala que se decretó por medidas de seguridad hace años y que no pasa con el resto de rivales. O que todo se coordine entre el club local y los Mossos pero que en ningún caso intervenga en este refuerzo de seguridad y diálogo el club visitante.
Para dar normalidad y un ejemplo a todos los bárbaros que convierten el fútbol en el váter de los insultos y las frustraciones que acarrean a sus espaldas, lo mejor es el refuerzo y la tolerancia cero a todo ello, pero también fomentar los valores de convivencia y un buen feedback en ambas direcciones. No es que las relaciones pasen por un mal momento, que sería faltar a la verdad totalmente, es que se ha enquistado la idea de una rivalidad insana que no se puede dar por imposible antes de empezar el partido.