Como cuando tienes que decirle al adversario: “Hey, aquí estoy yo, soy el Barça”. Así, ni más ni menos, fue el comienzo del equipo de Ernesto Valverde en Praga. Messi recupera, cede a Arthur y este le devuelve un pase que el capi remata sin pensar. Tiki y taka. Demostración de poder. Como si hubiera aprendido la lección. No más facilidades como ante el Granada, Osasuna, Betis o Inter. Hay que actuar como esos boxeadores de antaño que basaban sus victorias en sus puños. Yo te pego primero y después te remato.
Estamos asistiendo al Barça tapaboca. Un Barça que no admite crítica, aunque en el baúl tenga a las viudas de Pep Guardiola y a los amantes de aquel juego maravilloso que encumbró al Barça y cautivó al mundo entero.
El barcelonismo sabe por experiencia, reciente y lejana, que la Champions es la guinda del pastel. Y por ella invierte el Barça, pero también la Juventus, el ManCity, PSG, Madrid, Liverpool, Bayern Múnich y hasta el Atlético de Madrid. La pelea es con estos y es durísima. Pero ese combate está todavía lejano. Con la pretemporada que se ha hecho, ahora lo importante es que la máquina coja confianza, convenza al entorno y llegue a mayo engrasada. Y habrá que sufrir. Pero si al final abrazas la victoria es como un final feliz.
Y bueno, que el entorno hable del dinero pagado al Atlético de Madrid, de 15 millones, de eso que decían que solo importaba a los nuñistas. Jejeje.