La selección española avanza con paso firme rumbo a la Eurocopa de 2020. El combinado de Robert Moreno, pese a empatar contra Noruega (1-1) gracias a un penalti en los últimos suspiros de partido, es líder en solitario del Grupo F con 19 puntos, por delante de Suecia (14) y Rumanía (13).
La Roja pudo ganar fiel al estilo de toque y posición que defiende el seleccionador, segundo de Luis Enrique durante muchos años y socio reconocido del Barça. Aunque, como le ocurre al conjunto de Valverde, todavía están lejos de la selección que ganó el Mundial de 2010 y las Eurocopas de 2008 y 2012 con Xavi Hernández y Andrés Iniesta como máximos estandartes de un fútbol preciosista.
Ni el Txingurri logra con los azulgranas aquel nivel de juego que exhibió el Barça de Guardiola, pese al prometedor rendimiento de Arthur y De Jong, ni Moreno puede acercarse a aquellas selecciones con Fabián Ruiz y Saúl Ñíguez como líderes del centro del campo. Ambos son futbolistas totales, con buena técnica, físico y gol, pero carecen de la magia de aquellos locos bajitos.
Curiosamente, tanto Fabián como Saúl han estado en distintas ocasiones en la agenda del Barça, pero da la sensación de que en la actualidad no tienen sitio. Si bien es cierto que el futbolista sevillano empieza a sonar con fuerza, de llegar al Camp Nou probablemente acarrearía la salida de, al menos, dos centrocampistas: Rakitic, Arturo Vidal, Aleñá o el propio Busquets correrían peligro. Aunque en el caso del de Badía del Vallès, será él quién fije los tiempos para salir del club.
La marcha de algunos de estos jugadores es la única vía para abrir las puertas a Fabián, de 23 años, pensando en construir un centro del campo con De Jong haciendo de Busquets, Arthur como interior izquierdo y el ahora jugador del Nápoles, y también deseado por el Real Madrid, de interior derecho. Saúl (24) parece descartado por ahora, pero ha estado muchos años en la órbita del club.
De hecho, el rojiblanco empezó a coquetear con el Barça en 2013, cuando se cerró el fichaje de Villa por el Atlético. El club blaugrana compró derechos preferenciales por él, aunque no llegó a ejercerlos. Se intentó en 2016, pero el Atlético estuvo listo y renovó al colchonero para ponerle una cláusula de 80 millones de euros que frenó en seco a los blaugranas. En 2018 volvió a sonar para reforzar el centro del campo, pero finalmente el Barça se hipotecó con Coutinho, que para Robert Fernández iba a ser el nuevo Iniesta. Craso error.
El caso de Fabián también tiene intrahistoria. Pep Segura negoció por él en 2017 con su amigo Serra Ferrer cuando el crack sevillano todavía militaba en el Betis. No llegaron a una entente porque el Barça quería una cesión con opción de compra, mientras que Serra únicamente contemplaba una venta después de haberlo cedido al Elche media temporada. En ese punto intervino Quique Setién, que se negó a aceptar la operación por un millón de euros: "Lo quería en el Betis". Y lo hizo triunfar, ya que al año siguiente lo vendieron al Nápoles por 30 millones.
Dos perfiles similares, jóvenes, físicos y de gran talento, que aspiran a reforzar la misma posición del centro del campo del Barça. Dos jugadores que, en caso de llegar uno de los dos, amenazarían la proyección de los jóvenes que vienen por detrás como Aleñá, estancado este año, Riqui Puig o el propio Álex Collado.