El intercambio de cromos con el Valencia por Cillessen y Neto ha sido una buena operación de ingeniería económica, pero tiene sus riesgos deportivos. Al menos, para el Barça. El brasileño es un portero fiable, de nivel, con muy buenos reflejos, pero su juego con los pies suscita algunas dudas en el Camp Nou. Tantas o más incógnitas augura su convivencia con Ter Stegen.
Cuentan en Valencia que Neto (el día 19 de julio cumplirá 30 años) es una persona afable y un deportista ambicioso. En Mestalla exhibió su mejor repertorio, pero su relación con Marcelino se resquebrajó por sus suplencias en los últimos partidos. Nada anormal ni censurable, pero tal vez poco recomendable para un Barça que hace tres años se entregó a Ter Stegen.
En verano de 2016, Ter Stegen se plantó en el Barça. “O Bravo o yo”, fue el mensaje que lanzó a la secretaría técnica, molesto con interpretar un papel secundario en el equipo de Luis Enrique. Acertadamente, el club asumió el desafío del guardameta alemán y vendió al chileno. Recuperó la inversión y se aseguró un futuro placentero.
Ter Stegen (27 años) ganó una batalla crucial y ni tan siquiera se inmutó con el fichaje de Cillessen, un guardameta con más talento que carácter que asumió su suplencia con una resignación espartana durante dos años. En el tercero estalló y forzó su salida al Valencia. En su despedida no hubo ni un mínimo reproche a Ter Stegen.
En el Barça nadie cuestiona la autoridad de Ter Stegen, solvente con las manos y con los pies. Su figura no se discute. No lo hacen los defensas ni los delanteros. Tampoco Messi. Es el punto de partida, el inicio de todo. Pragmático por definición, Valverde ha respetado su jerarquía, pero no lo tendrá fácil para gestionar el nuevo orden.
Neto ya se ha autoproclamado como “el mejor portero del mundo”. Quienes le conocen tienen claro que no se conformará con jugar la Copa del Rey. Quiere más. Mucho más. Y en el Barça ya hay quien apunta que habrá lío en la portería. Tal vez por ello, cuentan en el Camp Nou que Neto podría romper su compromiso dentro de un año si no está satisfecho. A cambio, el club debería ingresar una buena cantidad de millones y sería el momento de apostar por Iñaki Peña, joven portero de 20 años que causa sensación en las categorías inferiores del club. Este verano, la dirección técnica ha apostado por la prudencia. Por un cambio conservador. Dentro de un año, tal vez sea recomendable un relevo más ambicioso y jugársela con un portero al que ya se compara con Víctor Valdés.