Y el femenino al Camp Nou, ¿para cuándo?
El fútbol femenino volvió a atizar en la cara, sin piedad, a todos aquellos que cuestionan la viabilidad económica y deportiva de las chicas en los terrenos de juego. El Wanda Metropolitano fue testigo y protagonista de un hito histórico: 60.739 personas llenaron el estadio colchonero para presenciar el clásico de la Liga Iberdrola que se disputó por primera vez en la historia en el estadio del primer equipo masculino.
Se superaron los 48.128 espectadores que se dieron cita en San Mamés para los cuartos de final de la Copa de la Reina esta temporada entre Athletic Club y Atlético de Madrid y también a nivel mundial los 51.211 espectadores que presenciaron la final de la Liga mexicana que enfrentó a Monterrey y Tigres la pasada temporada.
Un clásico que volvió a caer del lado azulgrana por 0-2, con goles de Oshoala y Toni Duggan, pero que más allá de la victoria del Barça --que deberá ganar todos los partidos que quedan del campeonato doméstico y esperar a un tropiezo de las colchoneras para alzarse con el título-- ganó el fútbol femenino.
Las dudas
Hubo lleno indiscutible en un estadio con capacidad para 68.000 espectadores y lo que es más importante, se llenó un estadio que, como otros tantos de primera, presentan números muy pobres en enfrentamientos ligueros con equipos de menor entidad. Un claro ejemplo es el Camp Nou. Bien es cierto que la capacidad del feudo azulgrana es apabullante. Es uno de los más grandes de Europa con asientos para 99.354 espectadores, pero a nadie se le escapa que la igualdad entre primeros equipos de clubs pasa por detalles como este.
Hasta la fecha quedan muy pocos clubs de referencia con sección femenina por abrir las puertas de su estadio a las chicas. Una sonrojante lista en la que todavía se encuentra el FC Barcelona. El calendario no invita a que esto suceda esta temporada --no hay enfrentamientos ante grandes clubs en liga y el segundo puesto mengua las oportunidades-- así como tampoco las obras y el estreno del nuevo estadio Johan Cruyff en la Ciutat Esportiva Joan Gamper donde jugarán filial, femenino y Juvenil A la próxima temporada.
Aun así, la directiva azulgrana está en el punto de mira. De jugadoras, staff y sobre todo, de la afición. Vicky Losada, capitana del conjunto catalán, ya hizo referencia a esta situación: "Yo creo que el club lo pondrá sobre la mesa tarde o temprano. Como culé sería un sueño hecho realidad. Si se puede hacer, estoy convencida de que la gente va a responder y será un partido para la historia" vaticinó la centrocampista.
¿Y los valores?
Pero la cuestión va más allá. Abrir las puertas del estadio va más allá de las cuestiones económicas: es un gesto, un guiño y una declaración de intenciones en favor de la igualdad. Mestre, Bartomeu, ¿dónde está la propuesta? La respuesta de la afición no se puede cuestionar. De hecho, si se mira el calendario azulgrana todavía hay una última oportunidad para cerrar el año en el Camp Nou. Si las azulgranas consiguieran clasificarse a semifinales de la Champions League, donde deben vencer este miércoles en el Mini al LSK noruego en cuartos y esperar a ver qué ocurre en la vuelta el 27 de marzo, podría presentarse un escenario inmejorable. De ganar la eliminatoria, se verían las caras al ganador del otro duelo entre el Slavia o el Bayern en semifinales. Una cita europea inigualable para equiparar a ambos equipos.
Asimismo, sería una cita que tendría toda el reclamo deportivo necesario para permitir jugar a las chicas en el Camp Nou. El Espanyol lo hará este fin de semana ante el Atlético de Madrid en Cornellà- El Prat. Y el Barça se quedará por detrás de su máximo rival en la capital catalana. El lema Més que un club también incluye valores como este, algo que se suma a una característica que siempre ha definido al Barça. Siempre ha sido pionero en todo, o casi todo, incluso en la sección femenina. Fue el primer equipo de la liga en profesionalizar su sección femenina y, de hecho, es el único equipo de la Liga Iberdrola con total independencia y solvencia económica gracias al patrocinio que tiene con Stanley --que supone el ingreso de entre dos y tres millones de euros anuales directos para la sección femenina-- que ya no supone ningún gasto para el club.
Jugar en el Camp Nou obliga a hacer una buena campaña de marketing y a tener en el calendario un partido con interés deportivo, pero a algunos debería caerles la cara de vergüenza. Ver el Wanda lleno me genera envidia, de la sana, eso sí. Yo también quiero, como culé, que mi club y mi estadio entren en la historia. No hace falta un lleno. Pero estoy segura que se superarían cifras tan vergonzosas como las vividas esta temporada y la pasada en Copa del Rey o la Liga.
Ante el Alavés solo acudieron 50.000 personas y ante el Levane 58.000 y así sucesivamente. Se acaban las excusas. Los aficionados al futfem también queremos vibrar en el Camp Nou. Y a esta directiva recordarle: el fútbol no es para chicos, ni para chicas, es para futbolistas.