El madridismo necesita nuevos estímulos. Otro referente que cubra el vacío dejado por Cristiano Ronaldo. Sin el astro portugués, el Real Madrid no tiene pegada. Ya no es el equipo letal al que le bastaba un fogonazo de CR7 para solucionar cualquier atasco o problema. En tiempos de dudas, la hinchada se agarra a Vinicius para soñar con un futuro mejor.
Vinicius, de 18 años, causa sensación. Es un futbolista diferente, con muchos registros, que todavía debe pulirse. Ya es una realidad, pero apunta muy alto. Algunos dicen que es un triatleta, porque primero hace una bicicleta, luego corre y, finalmente, nada. La broma, que circula en las redes sociales, es ingeniosa y muy celebrada por los barcelonistas, pero puede tener un efecto bumerán para quienes hoy desprecian al veloz futbolista brasileño.
Cierto es que a Vinicius le falta temple y tranquilidad en la definición. En la Copa, pudo ser el héroe de las semifinales ante el Barça, pero enfocó mal todos sus remates. Otra cosa, sin embargo, son las sensaciones. Cada vez que atrapaba el balón, la defensa azulgrana palidecía, porque Vinicius es tan descarado como elegante.
El Vinicius actual se parece al Neymar que llegó al Barça. La comparación no es descabellada. Otra cosa es que se hable de él como el nuevo Messi. Como titular fácil, está bien, pero son futbolistas con prestaciones distintas. El brasileño es veloz y explosivo, desequilibrante en los metros finales. El argentino, en cambio, tiene más registros y mezcla su capacidad para ordenar el juego con una definición de muchos kilates.
Vinicius apunta alto. Muy alto. Puede ser un claro candidato al Balón de Oro a corto plazo, pero no es bueno hinchar demasiado el globo. En un pasado no demasiado lejano, el madridismo alucinaba con Robinho y el brasileño se diluyó año tras año, víctima de una cabeza poco amueblada.
El sábado, otra vez en el Bernabéu, Vinicius tendrá una nueva oportunidad para destapar toda su magia. Valverde sabe que puede ser un factor desequilibrante que castigue a un Barça con mucho más gol que juego en la primera cita semanal entre las dos grandes potencias del fútbol español. El miércoles, el Madrid jugó mejor hasta que recibió el primer gol de Suárez. A partir de entonces, se desmoronó en mil pedazos. Emocionalmente encajó muy mal el primer zarpazo del uruguayo, pero la historia pudo ser otra, totalmente distinta, si Vinicius hubiera estado más certero. Le faltó puntería, pero le sobra talento.