Ya me imagino que saldrán los hinchas a los que no les habrá gustado la forma de ganar del Barça en Girona. Ya sé que las críticas van a señalar que con Arthur se juega mejor que con Arturo Vidal. También habrá quien comente que el Girona jugó con diez hombres durante más de media hora. Pero como ya hemos aprendido la canción desde aquel triunfo en Vallecas del Barça que dirigía Tata Martino (1-4) y el argentino fue maltratado por haber perdido la posesión, vamos a concentrarnos como se concentra el Barça de Ernesto Valverde en sacar el partido ante un adversario que ante el Barça jugó intensamente, fue al límite e incluso bordó un juego más que brusco, impropio de un club dirigido por Eusebio Sacristán, que en su época de jugador no pegaba una patada y, en cambio, trataba con exquisitez el balón.
Resulta muy fácil buscar una estadística en la que se diga que en nueve minutos Arthur recuperó más balones que en todos los minutos que jugó Vidal. Como también resulta tendencioso preguntar si en la probable final de una Champions, Valverde elegiría antes al chileno que al brasileño. Los que hemos mamado este deporte desde hace muchos años, y hemos tenido la suerte de escribir muchas crónicas del Barça, sabemos que en una temporada cargada de partidos como la europea, los entrenadores optan durante el desarrollo del campeonato por racionalizar a sus jugadores, en lo que se ha llamado “rotación”. Este jugador lleva tantos minutos y este otro suma estos, y así se pretende tener a todo el equipo en condiciones de disputar todos los títulos. Quiero recordar que en la final de París, Frank Rijkaard dejó fuera a un tal Leo Messi. Se dijo que el argentino tenía problemas físicos, pero el cabreo que tenía desmentía la versión médica. En una probable final de Champions, Valverde no hará rotación. Jugarán los que están en mejor forma. Seguro.
Cuando Arthur entra en el campo, Vidal ya ha hecho un trabajo de desgaste en ese Girona impetuoso hasta el punto que acaba con diez, trabajo del cual se beneficia el brasileño, cuyo juego es totalmente distinto al que practica el chileno. Pero en mi equipo, de titular o en el banquillo siempre tendría un Vidal. No lo maltratemos. También en las emisoras hay quien canta los goles, otro que los comenta, y otro que solo sirve para poner la “alcachofa” en la sala de prensa. No todos son Valdanos. Y seguramente en nuestras casas no todo es de porcelana.