De la abundancia a la precariedad. Hace medio año, el Barça tenía en su nómina a Luis Suárez, Paco Alcácer y Munir. Ernesto Valverde, mejor gestor en la precariedad que en la abundancia, dio luz verde a la salida de un delantero centro. Intocable el uruguayo, tocaba acertar con la pieza descartada.
El Barça puso en el mercado a Alcácer, un goleador con más caché y una ficha superior. Acordó una cesión al Borussia Dortmund, que se reservó una opción de compra que ejecutará en unos meses. El acuerdo, satisfactorio en términos económicos, comportaba que Munir sería el único recambio para Luis Suárez. Y el madrileño acababa contrato en junio de 2019.
La capacidad de seducción de la dirección deportiva no funcionó con Munir y, posiblemente con buen criterio, el Barça aceleró su venta al Sevilla. No se trataba de tener un futbolista molesto y con escaso protagonismo en el equipo.
El Barça, sin Munir, se queda sin un sustituto para Suárez y debe decidir ahora si ficha a otro futbolista o se encomienda a la cantera. La segunda opción contempla dos o tres variables: Abel Ruíz, Mujica y Alejandro Marqués. Entre lesiones, dudas e inexperiencia, no parecen una alternativa fiable para un equipo que aspira a repetir en la Liga y, sobre todo, a ganar la Champions.
La exigencia, siempre muy alta en el Barça, recomienda un fichaje que ya es asumido en todos los estamentos del club. El problema es que el mercado de invierno es mucho más complicado que el estival. A las urgencias deportivas se unen, además, las restricciones económicas, que desaconsejan una operación costosa, ya sea por el precio del traspaso o de la ficha del futbolista elegido.
El debate se centra ahora entre apostar por un joven con proyección, un delantero de edad avanzada o un goleador que quiere más protagonismo que en su actual equipo. Y en este último parámetro encaja Morata. Su nombre ilusiona, por calidad, pero el exdelantero del Real Madrid es caro y nadie puede garantizarle una cierta continuidad, a la sombra de Suárez. La otra opción, también morbosa, para Morata es el Atlético de Madrid.
La búsqueda de un delantero bueno, bonito y barato en el Barça es una misión casi imposible para Pep Segura y Valverde, partidario de fichar a un goleador que conozca sobradamente la Liga. Se especuló con Fernando Llorente, con quien coincidió en el Athletic, pero el jugador del Tottenham está en horas bajas. También se habla de Stuani, pero cuesta imaginarse al uruguayo aceptando un protagonismo residual en un Barça que exige pegada pero también una cierta elegancia con la pelota.
Más interesante, probablemente, sería activar la operación Luka Jovic, el delantero del Eintracht de Frankfrut. En el Barça tienen muy buenos informes de este futbolista de 21 años y cuyo valor de mercado ronda los 40 millones de euros. Tal vez ha llegado la hora de encontrar una fórmula imaginativa para solucionar una carencia provisional y solucionar un problema a medio y largo plazo.