La liga más ajustada de los últimos años. Con una irregularidad inesperada, pero obvia dado el aumento de la calidad y las plantillas de los rivales del FC Barcelona que cada vez conocen más y mejor el ADN el juego azulgrana. Parece la descripción casi exacta que vive el primer equipo masculino en LaLiga, pero no. Así vive la competición doméstica el Barça femenino y a día de hoy, son el reflejo vivo de sus homólogos masculinos.
El equipo que dirige Fran Sánchez, por segunda temporada, ha experimentado grandes cambios en los últimos años marcado por la entrada de nuevas jugadoras procedentes del fútbol europeo que han dado un salto cualitativo a una plantilla acostumbrada a dominar el campeonato doméstico, pero que tiene como objetivo --en los próximos años-- la Champions League. Un salto cualitativo que se ha dado gracias a la profesionalización del deporte femenino.
Aun así, parece que no ha sentado del todo bien este cambio. Desde que Xavi Llorens anunció que dejaba el mando del equipo a finales de 2017, las azulgrana habían dominado de cabo a rabo una competición que ganaron cuatro años consecutivos (2012, 2013, 2014 y 2015), pero que tras dos años como profesionales se han visto relegadas al segundo puesto por debajo de un Atlético de Madrid que no ha querido quedarse atrás y un Athletic Club que saboreó de nuevo la gloria en 2015.
Los mismos problemas
El Barça siempre es favorito a todo, pero los partidos hay que jugarlos. No basta con el escudo y la plantilla del Barça, solo por nombre, es una de las más completas del país. La llegada de Leike Martens, Andressa Alves, Mapi León, Andrea Pereira, Keira Hamraoui, Natasha Andonova o Sandra Paños sumada a la calidad crecida en la cantera con Vicky Losada, Alexia Putellas o la revelación de la temporada, Aitana Bonmatí, han configurado un equipo para soñar con un juego con muchas posibilidades, pero siempre con una premisa: el estilo Barça no se toca.
Una foto de archivo de las jugadoras del Barça femenino / INSTAGRAM
Un estilo que las convierte, en ocasiones, en muy predecibles. Acostumbradas al juego de posesión, a cansar al rival, las azulgrana buscan el gol desde el primer minuto, pero sin precipitaciones. Una situación propicia a ganar los partidos hace varias temporadas atrás, pero que hoy por hoy, ya no vale. La Primera División femenina exige una marcha más, y en ocasiones un juego más vertical. Lo mismo que ocurre con el juego de Messi y compañía.
Este domingo consiguieron remontar un partido sufrido y con poco fútbol en el Miniestadi frente a su rival directo, el Atlético de Madrid, para volver a reengancharse a una liga que a siete puntos de diferencia se hubiera puesto cuesta arriba. Fueron capaces de mantener la calma y sacar la picardía para llevarse los tres puntos de un partido complicado. El mismo que tiene Ernesto Valverde el próximo sábado en el Wanda Metropolitano.
Pero para ambos equipos, de poco vale vencer al rival directo si no tienes regularidad contra los más pequeños. Las azulgrana han perdido cuatro puntos contra rivales de entidad, Levante y Valencia, en apenas dos semanas, pero el calendario no será fácil. El Levante ha construido un equipo --con tres exazulgrana-- con carácter y es un claro aspirante al título. También la UDG -Tenerife, un desplazamiento siempre difícil y la Real Sociedad --próximo rival-- se presentan como huesos duros de roer. De poco valen las goleadas a la Fundación Albacete (1-6) o al mítico Rayo Vallecano (9-1).
La calidad de esta plantilla no se encuentra en ningún otro equipo, pero la liga debe volver a ser azulgrana. Los recursos sobran y las facilidades puestas por el club también. A día de hoy, no hay que ser pesimistas, pero la pegada que tienen sus rivales directos, o al menos la sensación que dan, no la tienen las azulgranas. Solo hay que fijarse en los dos goles que le endosó a las colchoneras. Fueron los dos únicos tiros entre los tres palos en 90 minutos. Una situación de la que ya se ha hecho eco Fran Sánchez, pero que el equipo todavía no ha sabido resolver. Algo parecido a lo que ocurre con el primer equipo que ha caído frente al Leganés y el Betis o empatado contra el Valencia, Girona y Athletic Club y que tiene que entrar hasta la cocina para meter un gol.
El Barça necesita una marcha más en la liga, esa misma que le pone en Europa. Tanto para unas, como para otros.