Primer día en el Estadi Olímpic de Montjuïc y una conclusión clara: Camp Nou, ¡te echo de menos! ¡Vuelveeeeeee! La experiencia en el Lluís Companys es un drama absoluto. Un caso de desorganización total digno de estudio que no se puede permitir un club como el FC Barcelona.
Aviso a navegantes: si deciden ir, ya sea como aficionados o como prensa, no apuren como hacían para ir al Camp Nou. Vayan con dos horas de antelación si quieren estar tranquilos. Los accesos están colapsados, escondidos, incluso perdidos. Especialmente el centro de acreditaciones, al que se accede a través de un parking exterior que no encaja con la ubicación que proporciona el club. No pongan en Google Passeig Olímpic 13-15 porque les irá mal. Fatal.
Si van en vehículo privado, en teoría no les dejarán pasar, pero en realidad las calles están llenas de coches aparcados. También de motos. Una vez estacionado, piensas que has logrado lo más difícil, pero te equivocas... lo que deberían ser tan solo 10-15 minutos andando se acaban convirtiendo en una auténtica odisea. Bienvenidos al 'Scape Room' de Montjuïc.
Miles de personas, vueltas, preguntas que no sirven de nada, ninguno de los stewards de los accesos saben nada acerca de la tribuna de prensa o el centro de acreditaciones. Y el único que lo sabe te dice que tienes que bajar una rampa sin fín para llegar a un acceso sota rasante, donde, entre la oscuridad, se cobija ese recóndito centro de acreditaciones.
Una vez acreditado, con un 'portaacreditaciones' de la Liga que "debes conservar toda la temporada porque ahora ya no reparten más", empieza la aventura de las escaleras y pasillos interminables. En teoría había que subir una pequeña escalera a la izquierda y superar los centros de trabajo para periodistas --por llamarlos de alguna forma, ya que nadie hace uso de ellos--, pero desde allí no se ve la tribuna de prensa.
Tiene guasa, llega un momento que te planteas si eres tonto, lo piensas realmente, porque pone Tribuna de Prensa en plantas 1, 2 y 3. Y piensas que es fácil. Hay un ascensor que no llega nunca, así que dices, es solo un piso, quizá dos... no pasa nada. Error.
Subes hasta la planta 1 y no hay nada, subes hasta la planta 2, te encuentras a personal del club, preguntas y no saben nada, subes a planta 3, y lo mismo. Hay una persona a la que le preguntas tribuna de prensa, te mira como si le hablases en chino, y te dice que pruebes más arriba. Error.
No suban más allá de la tercera planta. La escalera blanca es infernal, tienes la sensación de estar girando sobre ti mismo, nunca llegas. De repente se te ocurre mirar hacia arriba, y te das cuenta de que aún estás a mitad de camino. ¿Qué hago? Pues ya que estamos, sigo subiendo. ERROR.
Después de perder la cuenta de vueltas sobre ti mismo que has dado, llega el pasillo de la muerte. Y en realidad ya te avisa el subconsciente: "Tan arriba no puede ser, no tiene sentido". Total, que sigues con tu cabezonería, porque curiosamente no eres el único al que le está pasando lo mismo... y atraviesas el pasillo, y pasas por encima de la zona del palco, con olor a carne estofada, con un señor cortando jamón ibérico, con bandejas llenas de croquetas... quién fuese directivo, ¿no?
Te quitas las croquetas de la cabeza y sigues hasta el final. A muerte. Y, al fin, te das cuenta de que estás solamente en la planta quinta. ¡Solo he subido cinco pisos! Parece mentira... yo pensaba que estaba en la planta 20 del Atalaya. Total, que encuentras otro ascensor y entonces te das cuenta del grave error de no haber cogido aquel ascensor que no llegaba nunca. Seguramente, nada de esto habría pasado si hubiésemos esperado un poco más... seguramente nunca habría conocido la escalera del infierno y el pasillo de la muerte.
Preguntas al chico que hay junto al ascensor, no sabe nada de la tribuna de prensa. Bajas a la planta 1. Preguntas a una chica, muy maja por cierto, y lo mismo: "¿Tribuna de prensa? Mmmmmmm... me suena que los periodistas están en la planta 3...". Y sí, la jovencita tenía razón, planta 3 por fin. Tribuna de prensa. El partido ya ha comenzado. Estoy frente a la portería de Ter Stegen, a millas de distancia de los delanteros del Barça. La Grada d'Animació está mucho más lejos. Casi no se les oye. Montjuïc es un drama. Chao.
PD: lo que vino después con las ratas y las cucarachas lo dejamos para otro día.