Tito Vilanova, exjugador y exentrenador del FC Barcelona, falleció el 25 de abril de 2014, víctima de un cáncer en la glándula parótida. Tenía 45 años y su muerte dejó al barcelonismo en estado de shock. Persona con carácter y muy celosa de su intimidad, en su currículo destacan los cuatro años que trabajó como segundo de Pep Guardiola y la Liga de la temporada 2012-13. Fue la Liga de los 100 puntos del Barça, una marca que todavía no ha igualado el equipo azulgrana.
Nació Tito Vilanova el 17 de septiembre de 1968 en Bellcaire (Girona). El suyo fue un caso más de futbolista con mucha clase que llegó a las categorías inferiores del Barça y que vivió en La Masia, donde coincidió con Guillermo Amor y Pep Guardiola. Como futbolista sus mejores años fueron en el Celta y como entrenador dirigió a Leo Messi, Gerard Piqué y Cesc Fàbregas en el Cadete B del Barça en la temporada 2001-02.
El ascenso con el Barça B
Guardiola y Vilanova se reencontraron en 2007, cuando el Barça le entregó el mando del filial al técnico de Santpedor. Ese año, el Barça B subió de Tercera a Segunda B y los futbolistas destacaron el trabajo perfeccionista y meticuloso de ambos entrenadores. Pep era el cerebro, el líder, y Tito, su socio ideal, por su conocimiento de los rivales.
El trabajo de Guardiola y Vilanova dejó huella en el Barça y Laporta apostó por Pep para relevar a Frank Rijkaard tras la crisis de 2008 que amenazó con cargarse al presidente azulgrana. "Tito fue un segundo especial. No era el poli bueno. Era una persona recta, trabajadora, perfeccionista", cuenta un exjugador del Barça. Tras los éxitos del primer equipo, también fue el segundo entrenador mejor pagado del mundo. Para Guardiola era una pieza básica. Su hombre de confianza.
La oferta de Sandro Rosell
La buena sintonía entre Guardiola y Vilanova empezó a resquebrajarse cuando el primero anunció, en abril de 2012, que no renovaría su contrato con el Barça y se tomaba un año sabático. Tito pensaba que su etapa en el club azulgrana había finalizado. No fue así.
El entonces presidente del Barça, Sandro Rosell, le ofreció la posibilidad de ser el entrenador del primer equipo. Y así se lo comunicó a Guardiola, quien había dado carta blanca a sus colaboradores para que siguieran en el club.
Los problemas con Guardiola
Vilanova aceptó el reto y Guardiola calló su malestar. En su última temporada su relación con los futbolistas se tensó demasiado. También, con Rosell. Tito asumió el mando en el Barça y la amistad entre ambos se fue al traste. Por entonces, Tito estaba recuperado de un cáncer que le habían diagnosticado meses antes.
El 27 de abril de 2012, Rosell ejecutó el cambio de Guardiola por Vilanova, quien fue presentado el 15 de junio. Y sus inicios en el Barça fueron espectacualares. En la primera vuelta de la Liga, el equipo ganó 18 partidos y empató uno. Sumó 55 puntos de 57 posible y acabó ganando la Liga con 100 puntos, la misma puntuación que había logrado un año antes el Real Madrid de Mourinho. El técnico portugués, precisamente, le metió un dedo en el ojo a Vilanova en el capítulo que mejor retrata las tensiones que se vivieron entre el Barça y el Madrid hace una década.
La recaída de Tito Vilanova
Pero la temporada 2012-13 también estuvo marcada por la recaída de Tito Vilanova, que se sometió a un agresivo tratamiento en Nueva York. A final de curso regresó para retomar el mando del equipo, pero el 19 de julio sufrió otra recaída de la que ya no se recuperó.
En invierno de 2013, Guardiola y Vilanova estaban en Nueva York. Pep y su familia, de vacaciones. Tito, en el hospital. Y el entonces técnico del Barça lamentó que su anterior jefe no le visitara regularmente. Pero el momento más tenso fue cuando las mujeres de ambos, Cristina y Montse, coincidieron en Central Park. Ese día, Montse le dijo de todo a la compañera de Guardiola. Vilanova fallecería un año más tarde, sin haberse reconciliado con su amigo.
La promesa de Messi
Días antes de su muerte, Tito recibió la visita de Leo Messi. El encuentro pudo cambiar la historia del Barça. El crack argentino estaba por la labor de irse del club para fichar por otro equipo. Vilanova le suplicó que siguiera en el Barcelona y Messi le dio su palabra que así sería. Y así fue, y el Barça siguió ganando títulos.