Antoine Griezmann y Óscar Mingueza coincidieron en el FC Barcelona durante la etapa de Ronald Koeman en el banquillo. Desde entonces, pese a no ser amigos inseparables mantienen una buena relación dentro de las canchas. Este fin de semana, ambos protagonizaron una de las anécdotas de la jornada en Balaídos, donde el Celta recibió al Atlético de Madrid.
Acción fortuita con Mingueza
Corría el minuto 25 de partido cuando el francés, a la hora de pelear un balón con Óscar Mingueza, acabó pisándole el tobillo sin querer. El de Santa Perpetua de Mogoda estaba protegiendo el esférico para dejarlo salir por banda y así disponer de un saque a favor. Griezmann corría detrás de él intentando llegar para evitar que saliese, y fue entonces cuando pisó sin querer a su excompañero.
El de Macon hizo bastante daño al actual jugador del Celta, tanto que provocó que se le saliese la bota. Griezmann, consciente de que había podido lesionar a Mingueza en una acción fortuita, pidió perdón y se quedó en cuclillas unos minutos al lado de Mingueza, mientras le atendían los servicios médicos.
Buen gesto de Griezmann
Durante el tiempo que esperaba a que el defensor celeste se recuperase, aprovechó además para recoger del césped la bota que había perdido. Fue ahí cuando Grizi se afanó en desencordar el botín de Mingueza, para que se la pudiese volver a poner una vez estuviese recuperado.
La cuestión es que, como el nudo estaba tan fuerte, Griezmann tuvo problemas y empezó a intentar desatarlos hasta con los dientes. El gesto dice mucho de la calidad humana del jugador francés, y también de que en ningún momento tuvo intención de hacer daño a su antiguo compañero en el Barça.