No todas las apuestas deportivas salen bien. Y las de los jóvenes brasileños que llegan al Barça B, últimamente se están convirtiendo en grandes fracasos. Un ejemplo es lo ocurrido recientemente con Matheus Fernandes, y otro caso muy claro es el de Gustavo Maia. Tras jugar este año únicamente un partido --75 minutos-- en el Inter de Porto Alegre, el joven delantero brasileño termina su cesión y se reincorporará en las próximas horas al filial.
Revisión médica inminente
Este martes ha pasado la revisión médica bajo la atenta mirada de los servicios médicos del Barça B, al tener contrato vigente con el club azulgrana hasta 2025. Desde la entidad culé, en cualquier caso, le quieren volver a buscar una salida cuanto antes al no contar con él. Ya sea en forma de cesión o de traspaso. El jugador, pese a todo, no se rinde. "Estoy muy contento. Llegué ayer, hoy he hecho exámenes médicos. Mañana me reincorporo al equipo. Aún no sé qué pasará, tengo que hablar con la gente de Barcelona. Buscaremos lo mejor para mí y para el club. Yo estoy muy feliz de estar aquí y listo para jugar. En Internacional jugué poco, pero quiero seguir luchando por tener oportunidades. Me gusta ser entrenado por Rafa Márquez", han sido sus primeras palabras.
Y es que el paso de Gustavo Maia por el filial blaugrana, primero con García Pimienta en el banquillo y después con Sergi Barjuán, fue un fracaso sin paliativos. El FC Barcelona invirtió 4,5 millones de euros en la operación, que se fueron directamente a la basura. El joven extremo de 21 años, que fue captado cuando militaba en el Sao Paulo, tuvo un pico de rendimiento en la Copa Sao Paulo de Juniores, de 2020, la última que se disputó antes de la eclosión de la pandemia. En ella, Gustavo Maia marcó tres goles en siete encuentros disputados.
La cuestión es que Gustavo Maia nunca llegó a debutar en el equipo profesional, y aunque su entorno profesional filtró que había interés del Liverpool, la verdad es que no estaba en la agenda de ningún gran club europeo. Aquí llegó el gran error del Barça. Mal trabajo de los scoutings, y mala decisión de la entonces dirección deportiva del filial, que quiso comprar al futbolista pese a no tener suficiente información sobre él.
Mala gestión del Barça
Lo lógico hubiera sido la posibilidad de una cesión con opción de compra no obligatoria. De esta forma, el Barça no habría incurrido en ningún riesgo financiero. Sin embargo, el club decidió pagar un millón de euros para bloquear la operación y, después, abonó 3,5 millones más por solo el 70% de los derechos económicos del futbolista. La transacción se fue por encima del precio de mercado, y encima se regaló el 30% de una futura venta, que es lo que ahora frena un posible traspaso para recuperar parte de la inversión.
A nivel deportivo, Gustavo Maia nunca se adaptó al Barça B. A las pocas semanas, el cuerpo técnico filtró que el jugador no tenía calidad para jugar en aquel equipo. Sus problemas en la espalda tampoco ayudaron. De 29 partidos oficiales jugados por el filial, el extremo brasileño participó en ocho. Ni un gol, ni una asistencia... nada. Solo 283 minutos de juego. Si un dato resume su temporada, es que el día del play-off de ascenso contra el UCAM Murcia no entró en la lista de 20 convocados por decisión técnica. De ser una apuesta de futuro, se ha convertido en un problema más para el club. Un dinero malgastado en la época de crisis económica más grave de la historia de la entidad.