Leo Messi visualizó que podía ser una estrella del fútbol en 2000, cuando cambió Rosario por Barcelona. Sus inicios en el Barça no fueron sencillos. Al contrario. Su fichaje se tambaleó, con ultimátum incluido de su padre, Jorge Messi, al club que resolvió Carles Rexach con un acuerdo firmado en una servilleta. Leo, finalmente, firmó su primer contrato y durante un año y medio vivió en un piso del Barça, en Travessera de les Corts con Carlos III. Tenía a los hermanos Gasol de vecinos y por las tardes acudía siempre al supermercado que había debajo de su vivienda. Lo regentaba Miguel Guillén, un jugador del equipo azulgrana de hockey sobre hierba.
Miguel, que ahora tiene 54 años, fue un apoyo para los Messi en sus primeros meses en Barcelona. Celia, la madre del futbolista, compraba cada día en su supermercado. También conoció al padre, Jorge, y sobre todo a Rodrigo y Matías, los inseparables hermanos de Leo. “Era una persona muy afable y su familia siempre fue muy protectora”, recuerda Miguel.
El supermercado
Miguel, históricamente, ha tenido trato con muchos futbolistas del Barça. Por ejemplo, con Quini, quien vivía enfrente del supermercado cuando fue secuestrado en 1981. Con los Messi, la relación fue muy intensa. “Muchas veces les subía la compra a su casa”, explica Miguel, quien recuerda que Messi se presentaba todas las tardes en su establecimiento “para comprar la merienda antes de ir a entrenarse”. “Solía comprar bollería. Inicialmente era muy tímido, pero poco a poco se fue lanzando”, añade.
Messi era comedido en el día a día, pero en un campo se transformaba. A Miguel le habían dicho que aquel chico era muy bueno, pero no pensó que lo fuera tanto. “Siempre me avisaba si el partido que disputaba lo iban a televisar y luego me preguntaba si lo había visto”, rememora el exjugador del Barça de hockey.
Los consejos del Barça y Barcelona
“La primera vez que lo vi aluciné. No esperaba que fuera tan bueno. Regateaba a todos los rivales con mucha facilidad”, remarca Miguel, a quien los Messi le pedían consejos sobre el Barça y Barcelona. “Hablaban poco, pero escuchaban mucho”, incide Miguel.
Messi siempre fue un futbolista especial. Gerard Piqué muy pronto descubrió que tenía un talento especial. En el Barça todos hablaban de aquel chaval introvertido, que lloraba en silencio y con melenas que era un fenómeno. Era bajito, pero hacía lo que quería con la pelota. Su ascenso al primer equipo era cuestión de tiempo y Frank Rijkaard lo citó para un amistoso del Barcelona en Oporto. A partir de entonces, todo fue muy rápido.
El coche de Víctor Valdés
“Leo era un chaval muy tranquilo que cada día iba andando hasta el Camp Nou. Hasta que Rijkaard le recomendó que fuera en coche. Como era menor de edad, cada día pasaba a recogerlo Víctor Valdés”, explica Miguel. “Poco a poco el supermercado se llenaba de gente cuando entraba Leo y su padre le sacaba a la calle de tapadillo, con una capucha”, agrega.
“Teníamos que frenar a la gente que quería entrar en el supermercado. De jovencito, Leo no llevaba bien la fama. Lo pasaba mal y su madre se preocupaba mucho por su intimidad”, comenta el antiguo dueño del supermercado de Travessera de Les Corts con Carlos III.
Los hermanos
Matías y Rodrigo también protegían a Leo. “Eran personas sencillas y abiertas, muy cercanas”, esgrime Miguel, quien varias veces acompañó al hijo de Rodrigo a la guardería. Ahora, en conversación con Culemanía, se emociona cuando relata momentos íntimos y también el primer gol oficial de Messi en el Camp Nou. “Fue contra el Albacete y lo tuvo que marcar dos veces. El primero se lo anularon”, rememora el ex jugador del Barça de hockey. Ex jugador de División de Honor, porque todavía juega con los veteranos.
Messi nunca se amilanó en un campo de fútbol. Ni tan siquiera cuando tenía 17 años y competía con rivales curtidos en mil batallas. En el Barça contó con el cariño de Ronaldinho. “Su madre estaba muy contenta de que Ronaldinho lo acogiera, pero tenía mucho miedo de que entrara en el mundo de la fiesta con el brasileño. Afortunadamente no fue así”, resalta Miguel, quien recuerda que el primer coche que tuvo Leo fue un Seat Ibiza de segunda mano. El segundo fue un Audi, también de segunda mano.
De Les Corts a Castelldefels
Hoy, Nacho, hijo de Miguel, idolatra a Messi, aquel futbolista que un día le dedicó una camiseta del Barça. La familia ha seguido todos los partidos de la selección argentina. Hace ya muchos años Messi cambió Les Corts por Castelldefels y ya conduce coches de gama alta. No obstante, nunca ha sido un tipo exhibicionista y Miguel lo tiene muy claro. “Messi todavía no ha perdido el encanto de la humildad”. Y ha sido campeón de todo con el Barça y con Argentina.