El partido de los partidos. El que cualquier futbolista sueña con jugar desde niño. El mundo entero posó este domingo sus ojos sobre el Estadio Lusail de Qatar, donde Leo Messi cumplió al fin el único gran objetivo que le quedaba antes de retirarse: conquistar un Mundial con la selección de Argentina. Un encuentro de locura que Argentina dominó durante los primeros 80 minutos, aunque en los últimos 10 un arreón final de Francia --y sobre todo de Kylian Mbappé-- provocó el empate y la prórroga. Messi marcó el primer gol del encuentro tras un penalti provocado por Di María, y antes del descanso el Fideo amplió las distancias al culminar una gran jugada colectiva. En el segundo tiempo la albiceleste siguió dominando... hasta que le fallaron las piernas. Fue entonces cuando Mbappé, en dos minutos, aprovechó para empatar la final con un tanto de penalti y un golazo de volea. Ya en la prórroga, Messi y Mbappé volvieron a marcar para mandar el choque a la tanda definitiva. Y en la lotería de los penaltis, la suerte cayó del lado argentino. Los errores de Coman y Tchouaméni brindaron a Messi su Mundial.
Argentina, más enchufada desde el principio
Como era de esperar en el partido más importante, ninguno de los dos entrenadores se guardó nada. Ángel Di María fue la gran novedad en la alineación de Lionel Scaloni, actuando de inicio en el perfil izquierdo del ataque junto a Leo Messi y Julián Álvarez. El trío ofensivo completó un once con el Dibu Martínez en portería; Nahuel, Otamendi, Romero y Tagliafico en defensa; y Enzo, De Paul y Mac Allister en la medular. Marcos Acuña se quedó en el banquillo por culpa de unas molestias de última hora, mientras que en Francia no hubo prácticamente ninguna sorpresa. Lloris en portería; Upamecano, Varane, Koundé y Theo en defensa; Rabiot y Tchouaméni en la sala de máquinas; y Griezmann, Mbappé, Dembelé y Giroud en ataque. Toda la artillería posible para los de Deschamps. Ni Francia ni Argentina habían ganado la posesión ante sus respectivos adversarios en cuartos de final y semifinales. Ese factor se notó durante el primer cuarto de hora de partido, sin que ninguno de los dos equipos consiguiera dominar al otro, ni tampoco los ritmos del juego.
La albiceleste, en cualquier caso, se acercó más a la portería contraria que los bleus en este periodo. Corría el minuto cuatro cuando llegó el primer disparo entre los tres palos. Fue obra de Mac Allister, que probó la seguridad de Lloris desde la distancia, aunque el guardameta atajó sin problemas. Algo más peligrosa fue la acción que llegó tres minutos después, cuando un disparo de Rodrigo De Paul desde la frontal del área tocó en la pierna de Varane, marchándose a córner no muy lejos del palo izquierdo de Lloris. Argentina salió más entonada que Francia, aunque era cuestión de tiempo que el póker ofensivo de Deschamps empezase a carburar. Mbappé y Theo empezaron a sacar de quicio a Nahuel, De Paul y compañía, gracias principalmente a sus paredes y carreras vertiginosas. En una de esas acciones, Theo provocó una falta esquinada que se convirtió en la primera ocasión de peligro para los galos. Giroud remató alto el centro de Griezmann, aunque el colegiado señaló falta previa en el salto.
Ángel Di María dinamita la primera mitad
Daba igual, porque esa estirada ocasional de Francia fue un espejismo. Apenas unos minutos después, la albiceleste se adelantó en el marcador gracias al de siempre: Leo Messi. Y, curiosamente, con protagonismo de un jugador del FC Barcelona. Y es que Ousmane Dembelé se comió un amago de Ángel Di María en banda izquierda y, cuando corrió a recuperar el terreno, zancadilleó por detrás al argentino en el interior del área. El árbitro no dudó a la hora de señalar el penalti, bastante claro viendo la repetición. Los jugadores franceses no protestaron demasiado, y Messi superó la presión para marcar el penalti más importante de su vida. Disparo raso y colocado a la izquierda de Lloris, engañándole a la perfección. Gracias al error de pardillo de Dembelé, los de Scaloni se pusieron por delante en el electrónico antes de la media hora. Lo merecían más que los galos, tanto por ocasiones como por juego, aunque no fuese del todo brillante hasta el momento. Lejos de guardar el botín e irse hacia atrás, la albiceleste siguió con el mismo plan de partido pese a ir por delante.
Los argentinos mantuvieron la presión arriba, la intensidad y la voluntad de irse constantemente hacia el ataque. Eso fue clave para que llegase el segundo gol del encuentro, obra de Di María. Contraataque de libro de la albiceleste, iniciado por Messi en una brillante jugada colectiva. Mac Allister, muy fino en el último pase, colocó al Fideo un pase preciso para que, en carrera, el jugador de la Juventus marcase un golazo para poner tierra de por medio. El 2-0 y la tremenda superioridad de Argentina provocó que Deschamps moviera rápidamente el banquillo en el minuto 40. Se marcharon Dembelé y Giroud, que apenas habían olido el balón, para dejar sitio a Marcus Thuram y Kolo Muani, dos jugadores peores técnicamente pero con más músculo y explosividad. Francia, en cualquier caso, no logró poner los cimientos de una hipotética remontada antes de la media parte, y los jugadores se marcharon a los vestuarios con la doble ventaja a favor de la albiceleste. Un resultado más que justo, visto lo visto en el primer tiempo, y que servía para condenar la racanería en el juego de los bleus.
Las piernas empiezan a pesar en Argentina
Si alguien creía que Francia reaccionaría nada más salir de los vestuarios, lo cierto es que el control siguió siendo para los de Scaloni. Tanto en intensidad como en ocasiones. A los tres minutos, un disparo acrobático de Rodrigo de Paul requirió la intervención de Lloris, muy exigido durante toda la final. Con el paso de los minutos, más acercamientos de la albiceleste fueron sucediéndose paulatinamente, con disparos de Julián Álvarez y Leo Messi. La selección francesa se partió en dos, y sufrió mucho a nivel defensivo para contener los rápidos ataques del combinado liderado por La Pulga. Tuvo el tercero Argentina tras un jugadón de Di María, pero no se dio. Qué partidazo del extremo de la Juventus, que a sus 34 años fue el jugador que ofreció mayor capacidad de desequilibrio.
Fue sustituido en el minuto 64, teniendo en cuenta que había llegado al partido algo mermado físicamente. Entró por él Marcos Acuña, con la voluntad Scaloni de dar algo más de contundencia y fortaleza al aparato defensivo. Con el paso de los minutos, Griezmann había ido entrando algo más en contacto con la pelota, aportando un juego de ataque que Francia aprovechó a cuentagotas. Los galos ganaron en verticalidad y pusieron otra velocidad al choque, conscientes de que el tiempo se agotaba y necesitaban un gol para meterse en el partido. A la albiceleste le tocó tirar algo más de oficio, y se ajustó los machos para defender un poco más en territorio propio. Eso, claro está, sin renunciar para nada a salir al contragolpe siempre que podía, con una Francia que dejaba mucho espacio atrás.
Mbappé empata la final en dos minutos
A falta de veinte minutos para el final, Kylian Mbappé probó fortuna con una jugada peligrosa dentro del área. Condujo hacia adentro, se perfiló y se sacó un disparo que se fue por encima del travesaño del Dibu Martínez. Deschamps, sin embargo, se pegó un tiro en el pie al sacar del campo a Theo Hernández y Griezmann --de los pocos que estaban carburando-- para meter a Camavinga y Coman, que no fueron capaces de generar el mismo peligro. Si bien es cierto que a Argentina le empezaron a pesar las piernas tras el gran esfuerzo físico de la primera hora de partido, los bleus no estaban sabiendo encontrarle las cosquillas. El bloque de Scaloni se mostraba sólido, con coberturas y ayudas constantes entre los jugadores. Al menos, así fue hasta el minuto 80 de partido.
Un penalti absurdo de Otamendi --muy parecido al de Dembelé-- sobre Kolo Muani, provocó que Kylian Mbappé redujese distancias desde los once metros. Disparo fuerte y muy ajustado al palo derecho de la portería del Dibu, aunque el portero argentino rozó el balón con el guante. El primer gol de Mbappé cambió completamente el escenario, pues apenas un minuto después el prodigioso delantero del PSG volvió a ver puerta con el gol del empate. Un auténtico golazo, sin duda. La jugada colectiva de Francia fue tremenda y Mbappé, a quien apenas habíamos visto en la final, puso las tablas con un disparo de volea a pase de Marcus Thuram. En sólo dos minutos, Francia había igualado una final que tenía tan cuesta arriba como el Everest. Y en gran parte, gracias al bajón físico y de intensidad de una Argentina que se confió demasiado en los últimos minutos. Antes de que terminara el compromiso, en el descuento, Messi se sacó de la chistera un auténtico latigazo que Lloris, con los puños, logró desviar a las nubes. Fue la última antes de ir a la prórroga.
Messi vuelve a marcar... y Mbappé también
Ya en el tiempo extra, Scaloni movió el banquillo y colocó a Montiel para reforzar uno de los laterales. La contienda adquirió algo más de equilibrio, se igualaron las fuerzas y todo quedó abierto. Daba la sensación, sin embargo, de que Francia tenía las piernas más frescas y que, cada vez que cruzaba el campo, tenía facilidad para generar peligro. Mucha más facilidad que la albiceleste, con una gran fatiga acumulada después del esfuerzo realizado a lo largo del partido. Deschamps introdujo en el campo a Fofana y Francia demostró que era más superior físicamente. Se valió de ello para intentar encerrar a los de Scaloni a base de córners, balones colgados y tiros lejanos. Viendo el panorama, el seleccionador argentino volvió a agitar el avispero con la entrada de Lautaro Martínez y Leandro Paredes por De Paul y Julián Álvarez, que estaban fundidos. Nada más entrar al campo, Lautaro dispuso de dos ocasiones clarísimas que Upamecano, in extremis, desvió al tardar demasiado el atacante en definir.
En la segunda mitad de la prórroga, un disparo mordido de Messi sorprendió a Lloris, que logró despejar aunque no limpiamente. A Francia le costó más llegar al área rival, y la albiceleste se estiró un poco. Ese ramalazo de energía, esa bocanada de aire, fue aprovechada por Argentina para marcar el 3-2. Magnífica jugada trenzada entre Messi, Lautaro y Mac Allister, con La Pulga mandando el balón al fondo de las mallas. Las lágrimas de alegría de Leo y de jugadores como Di María, en el banquillo, lo decían todo. Con el doblete de Messi parecía que se acababa la historia, pero esta final tenía deparada más sorpresas. Un disparo lejano fue desviado en el interior del área por las manos de Montiel. Otra vez penalti, y otra vez golazo ajustadísimo de Mbappé. 3-3, partido loquísimo con algunas ocasiones más para ambos equipos --paradón incluido del Dibu Martínez a Kolo Moani-- y a la tanda de penaltis.
Argentina acaba imponiéndose en los penaltis
Ahí, en esa lotería, se impuso Argentina. El Dibu Martínez estuvo a punto de parar el primer lanzamiento de Mbappé, Messi marcó el suyo con un pase a la red y, después, llegó el turno de los terrenales. Emiliano Martínez atajó el disparo de Coman, Tchouaméni también falló el suyo y ahí terminó todo. La Argentina de Messi es campeona del Mundial de Qatar 2022.