Leo Messi se enfrenta este domingo a una final de ensueño... o de pesadilla. El astro rosarino tendrá la oportunidad de conquistar definitivamente el gran título que tanto ansía: la Copa del Mundo. Algo que no pudo lograr en la final perdida ante Alemania en el año 2014, y que ahora es una oportunidad perfecta para reivindicarse y colgar las botas, de aquí a un tiempo, de la mejor forma posible.
Para lograr su objetivo, Leo Messi y el resto de la albiceleste deberán superar a una selección de Francia que ya conquistó el Mundial de hace cuatro años en Rusia, y que llega a la final en un gran momento de forma pese a sus bajas por lesión y enfermedad. Además de los franceses, otro reto que deberá superar Messi es el de ganar bajo el silbato de Szymon Marciniak, un árbitro con quien sufrió dos grandes derrotas cuando jugaba en el FC Barcelona.
Un árbitro que le genera malas vibraciones
Y es que el polaco no es un colegiado de grato recuerdo para Leo. En la temporada 2016-2017, dirigió los partidos de ida del FC Barcelona en octavos y cuartos de la Champions League. Primero en el 4-0 que el equipo culé padeció en París frente al PSG, aunque posteriormente consiguió darle la vuelta en el Camp Nou con una remontada histórica, la del 6-1.
Curiosamente, en aquella misma campaña, Szymon Marciniak se volvió a cruzar en cuartos de final del torneo. Fue en Turín, cuando el Barça cayó de nuevo estrepitosamente ante la Juventus (3-0). Una derrota que los blaugrana, entrenados por Luis Enrique, ya no pudieron remontar.
Messi, listo para seguir rompiendo récords
Se trata de dos de las peores derrotas en la carrera de Leo Messi, algo que para muchos es un mal augurio. La Pulga está demostrando durante este Mundial de Qatar, sin embargo, que es capaz de superar cualquier adversidad que se interponga en su camino. Está liderando a la albiceleste a base de goles, asistencias y una creación de juego que contrasta con su flojo rendimiento del año pasado.
Este domingo, Messi intentará borrar los malos recuerdos y conquistar el título que le falta para retirarse con todos los honores. Y para que el mundo del fútbol, de forma unánime, le reconozca con toda probabilidad como el mejor jugador de la historia.