Croacia se despide con la frente en alto. La selección croata dice adiós al Mundial con un buen triunfo ante Marruecos (2-1) por el tercer puesto de la competición. A pesar de ser un compromiso de pocos reflectores mediáticos, los dos conjuntos salieron con mucho ritmo a llevarse el encuentro. La contundencia del elenco europeo, liderado por Gvardiol y Orsic, permitió que tuvieran esa ventaja definitiva.
Ritmo y goles por doquier
El comienzo del enfrentamiento no pudo ser más emocionante para el espectador neutral. En tan solo 10 minutos los dos equipos lograron anotar un gol, siendo el de la apertura una maravillosa jugada capitalizada por Josko Gvardiol; mientras que el de la igualdad tuvo de protagonista a Achraf Dari. Ambas selecciones buscaron ser claros dominadores del encuentro, lo que dio a pie a un gran primer tiempo.
Pero el golpe lo daría el combinado de Croacia a partir de la impresionante anotación de Mislav Orsic, cuyo golpeo superó por completo la resistencia de Bono. Ese tanto fue a pocos minutos del descanso, por lo que supuso un duro revés para el elenco de África del Norte.
Emoción hasta el final
La desventaja en el marcador obligó al seleccionador marroquí a mover fichas en el campo. La presencia de más atacantes en Marruecos rompió por completo cualquier tipo de control del partido, debido a que los croatas tuvieron un montón de situaciones para aumentar la diferencia goleadora a partir de los contragolpes, aunque sin mucho éxito en el proceso.
El poco acierto de las dos selecciones le dio mucha tensión al tramo final de la segunda parte. La resistencia defensiva de Croacia y la aparición salvadora de Livakovic, uno de los porteros más destacados de la competición, permitieron que el equipo pudiera sobrevivir a esos constantes asedios de los marroquíes. El respiro definitivo llegó con el pitazo final del árbitro, confirmado el tercer lugar de la selección capitaneada por Luka Modric.