Marruecos ha caído dignamente en las semifinales del Mundial de Qatar contra Francia (2-0). Los aficionados de los Leones del Atlas han sufrido una gran desilusión por quedarse a las puertas de la primera final para un país africano. Sin embargo, la decepción no ha privado a la comunidad árabe de salir a las calles de Barcelona, nuevamente, en masa.
En el corazón del Raval, decenas de hinchas del combinado dirigido por Hoalid Regragui se han congregado en el Restaurante Rahma para seguir las semifinales en vivo. Y hasta el mazazo definitivo de Kolo Muani en el minuto 79 nadie ha dejado de creer. El entusiasmo se apoderaba de los aficionados que atestaban el local cada vez que la selección marroquí se lanzaba al ataque. Gritaban "suuu" reiteradamente, un sinónimo de "vamos, vamos" en árabe.
Fiesta por sorpresa
El silencio gobernaba las calles del Raval una vez acabado el partido. Y es que, a priori, no había motivo para celebraciones. Tampoco parecía haberlas en la fuente de Canaletas, el nexo entre la Rambla de Barcelona y Plaza Cataluña. Algunos simpatizantes franceses lucían orgullosos sus banderas, pero solo estaban de paso. No obstante, espontáneamente, un grupo de aficionados con atuendos de la selección de Marruecos comenzaron a gritar y entonar cánticos hacia las 10 y media de la noche.
Al instante se les unieron más simpatizantes árabes que paseaban por la Rambla, a la espera de que alguien "rompiera el hielo". Y así fue. Por sorpresa, la fiesta de los Leones del Atlas acompañada por música, bengalas y petardos regresaba al núcleo de la Ciudad Condal.
El "triunfo" de Marruecos
En medio de la muchedumbre que se había citado en Canaletas en cuestión de minutos, una mujer cogió un micrófono y justificó las celebraciones: "Marruecos ha perdido, pero para nosotros ha ganado porque nos ha dejado con la cabeza bien alta". Lo cierto es que, por momentos, los aficionados franceses han temido por la reacción de la selección magrebí. Marruecos ha merecido el empate durante varias fases del partido, en las que los Leones del Atlas habían enlatado a los bleus en el área.
A pesar del resultado final, las bengalas, los altavoces y los cánticos han vuelto a teñir de verde y rojo una fría noche entre semana. Marruecos jugará su particular final llena de orgullo este sábado 17 contra la Croacia de Modric. El combinado africano luchará por un tercer puesto nada desdeñable, aunque ya ha escrito su nombre en las páginas doradas del fútbol.