Argentina y la victoria más bilardista ante Brasil

El Mundial de Italia, en 1990, retrató la decadencia de Brasil, una selección habitualmente muy creativa y ofensiva que comenzó a europeizarse, a ser mucho más táctica. El otro gran combinado sudamericano, Argentina, dependía de Maradona, que jugó casi todos los partidos con su tobillo maltrecho. En octavos de final, la selección albiceleste se enfrentó a su gran rival.

Brasil era favorita. Argentina jugaba al límite, con Carlos Bilardo como seleccionador. Y el técnico de Buenos Aires no engaña a nadie. Su filosofía no es atractiva, pero sí sincera: todo vale para ganar. Y llevó hasta el límite sus ideas.

El 24 de junio, Argentina se preparó para la gran batalla. Y Bilardo tenía un plan. A seis minutos del descanso, Ricardo Rocha derribó a Pedro Troglio. El juego estuvo unos instantes parados que los futbolistas de la albiceleste aprovecharon para refrescarse. 

El combinado argentina tenía dos tipos de cantimploras. Unas, con agua natural. Otras, de la marca Gatorade. Las segundas contenían Rohypnol, un tranquilizante.

Con el juego detenido, los futbolistas argentinos se refrescaron con auga. Olarticoechea estuvo a punto de equivocarse. Bebió un poco de líquido pero lo escupió inmediatamente. En cambio, Giusti le ofreció una botella de Gatorade a un rival. A Branco, que bebió para hidratarse.

Branco, minutos después, se sintió mareado. No pudo rendir a su nivel habitual. Estaba indispuesto. El partido terminó con victoria argentina por 1-0. A nueve minutos del final, Maradona lideró un contraataque que culminó Caniggia.

Años más tarde, Branco coincidió con Bilardo. Le insultó y le preguntó si le había drogado. El exseleccionador argentino no lo negó. "En el fútbol vale todo", le respondió.