Con dos años de retraso y momentos de tensión por la falta de reconocimiento de la actual junta directiva, Víctor Tomás recibirá este miércoles su merecido homenaje como uno de los mejores jugadores de la historia del Barça de balonmano. Lo hará vestido de azulgrana y su camiseta con el número 8, por fin, brillará en lo más alto del Palau Blaugrana, coincidiendo con un partido ante el Kiel, club al que siempre admiró como rival.
Víctor Tomás, de 37 años, lo ganó todo con el Barça. Logró 69 títulos, destacando las Champions de 2005, 2011 y 2015. En su juventud, no obstante, estuvo a punto de cambiar el balonmano por el fútbol sala. Actualmente tiene una agencia de representación y se encarga de la logística del Palau. También colabora con Esport3 en las transmisiones de los partidos de balonmano.
Retirada inesperada
No tuvo Tomás la retirada que hubiera deseado. Un problema cardíaco le obligó a dejar el deporte de alta competición en 2020 y no pudo despedirse de la afición por la pandemia del coronavirus. Después, el presidente Laporta no estaba por la labor de retirar su camiseta en el Palau.
"Tuve una sensación de vacío, de decepción, de no entender qué pasa, por qué. Ha sido duro porque la retirada ha sido no deseada. Yo quería seguir, estaba bien física y psicológicamente. Una vez que aceptas más o menos la hostia de la noticia y hay aquel boom mediático, llegó la pandemia y las condiciones de retirarte después de 18 años sin darte cuenta han sido mentalmente muy duras", destaca en una entrevista concedida a Mundo Deportivo.
Víctor Tomás sigue en forma. Ya ha corrido dos medias maratones y una vez al año se somete a pruebas del corazón. Y sigue vinculado con el Barça, que finalmente retirará su camiseta. "La camiseta retirada es un gran orgullo y una satisfacción brutal. Mis hijos entenderán mejor qué significó su padre", recalca.
El gran símbolo
"Como jugador siempre fui consciente de que jugaba en el mejor club del mundo y que me trataban muy bien. Sin embargo, ahora tengo la sensación de que podía haber disfrutado más", explicó en el programa Vaques Sagrades, de Esport3. También aseguró que las semanas que más disfrutaba eran las que tocaba remontar un marcador adverso en la Champions. Y comentó que uno de sus mejores amigos era el portero Saric.
Víctor Tomás fue el gran símbolo del Barça en la segunda década del siglo XXI. Curiosamente, nunca recibió ninguna oferta de otro club. El Barça siempre fue su casa y nunca pensó en irse a otro equipo. De haberlo hecho, hubiera elegido el Kiel, rival de los barcelonistas el día de su despedida.