Brasil hace los deberes. La pentacampeona del mundo sufrió mucho, pero logró hacerse con su primer triunfo de la cita mundialista en Qatar. Los dirigidos por Tite fueron capaces de batir (2-0) a una sólida Serbia, que estuvo firme en defensa durante gran parte del encuentro. La magia brasileña no fue protagonista sino hasta la segunda mitad, cuando Richarlison lideró toda la dinamita ofensiva con dos goles --el segundo, una espectacular chilena-- en el debut en la fase de grupos.
Serbia sorprende
El ejercicio defensivo del combinado serbio fue uno de los puntos más destacables de la primera mitad. Su resistencia y precisión para evitar el juego asociativo de Brasil fue lo que permitió que el partido se equilibrara lo máximo posible. Esto impidió que Neymar pudiera sentirse cómodo en gran parte del encuentro, sin dejar de lado que sus contactos con balón tampoco se tradujeron en peligro para la defensiva contraria.
Fue en primer tiempo de pocas acciones de los dos equipos. Primero porque Serbia no fue capaz de contragolpear con determinación en los tramos que tuvo el balón en sus pies; mientras que el conjunto sudamericano tuvo enormes complicaciones para superar el bloque defensivo.
Richarlison desatasca el partido
A pesar de esas sensaciones frías, los dirigidos por Tite siguieron insistiendo en el plan de partido. Neymar poco a poco se fue activando en el encuentro, lo que permitió que se fueran incrementando las ocasiones de gol. Justamente el atacante del PSG fue el que lideró la jugada que abrió el marcador, después de una maravillosa acción individual en el borde del área que culminó en un pase para el disparo de Vinicius. El guardameta detuvo el derechazo del jugador del Madrid, pero en el rebote estuvo ante Richarlison.
Dicha anotación liberó a Brasil en términos ofensivos. Con espacios a su favor, los jugadores empujaron para aumentar la ventaja. Nuevamente Richarlison fue el encargado de plasmar el gol, después de una acrobática chilena tras el pase de Vinicius. El delantero del Everon firmó lo que es, indudablemente, el candidato a ser el mejor gol de la Copa del Mundo.