Que a Raphinha le está costando explotar en el Barça es indudable. Que el golazo que marcó en El Sadar podría ser un punto de inflexión, también. El FC Barcelona apostó 58 millones de euros más siete en variables para sacarle del Leeds United, después de que Deco --agente del futbolista-- recomendase expresamente su fichaje a Joan Laporta. El representante y exjugador culé conoce a Raphinha desde que era un crío. Lo hizo a través de Ronaldinho Gaúcho, y no fue por mera casualidad. El destino quiso que las vidas de estos tres protagonistas, hasta entonces paralelas, acabaran cruzándose de forma irrevocable.
Cruce de caminos tras una dura infancia
Para empezar, cabe destacar que Raphinha y Ronaldinho nacieron en la misma ciudad con 17 años de diferencia. Pasaron una dura infancia en Porto Alegre, en el distrito de Río Grande del Sur, y encontraron en el fútbol el refugio perfecto para esconderse de la miseria. También en la sonrisa, la misma con la que Ronnie alumbró a un Barça en horas bajas en 2003, y que Raphinha pretende mostrar también en un club que atraviesa una situación similar a la de hace 20 años, tanto a nivel deportivo como económico.
Raphinha creció entre los escombros del barrio de Restinga, un lugar que la dictadura militar de Brasil levantó especialmente para los proscritos a mediados de los años 60. Ante la necesidad gubernamental de convertir Porto Alegre en una ciudad bonita a la vista del turismo, la población más humilde fue arrancada de sus hogares para ser trasladada 25 kilómetros más allá, en un ghetto de favelas. Raphinha alguna vez ha admitido que llegó a pedir dinero por la calle, de igual manera que hizo Ronaldinho de niño.
La música y el fútbol como nexos de unión
En esta ocasión, aunque ambos corretearon desde siempre con un balón entre las piernas, no fue el fútbol lo que les hizo conocerse. Fue la música. El padre de Raphinha, Rafael Dias, es músico de profesión y conocido por el sobrenombre de Maninho. Su relativo éxito le llevó a convertirse en uno de los juglares preferidos de Ronnie durante su etapa en Barcelona. Le acompañaban Corelio y Paulista, los demás componentes del grupo Samba Tri. Y una noche, en la Sala Bikini de Barcelona, a la antigua estrella culé le dio por subirse con ellos al escenario para darle a los bongos, mal escondido tras una máscara que dejaba demasiado a la vista.
Las necesidades nocturnas de Ronaldinho y su pasión por la música brasileña hicieron que conociera al hijo de Rafael, Raphinha, y que éste se convirtiera prácticamente en su ahijado. El cruce de caminos permitió además que Deco, pieza esencial en aquel clan de la era Rijkaard y con Laporta como presidente, estrechara los lazos oportunos para acabar siendo el representante de Raphinha en la actualidad. Gracias a ese cúmulo de contactos y vínculos afortunados, Raphinha tuvo más números de recalar en el Camp Nou que otros jugadores que también podrían haber encajado en el nuevo ecosistema de Xavi.
La calidad del dorsal 22 del Barça está fuera de toda duda. Es titular indiscutible con la selección de Brasil, gracias a una progresión vertiginosa desde su debut internacional en octubre de 2021. Ahí guarda otro paralelismo con su ídolo de la infancia: mientras el Gaucho tuvo que competir con cracks mundiales como Rivaldo o Ronaldo Nazário para hacerse un hueco cada vez mayor, al azulgrana le está ocurriendo algo parecido con Neymar Jr y Vinicius, estrellas que por ahora tienen un mayor caché mediático y deportivo.
Raphinha y Ronnie, estilos de vida diferentes
En lo que no se parecen es en sus estilos de vida. Ronaldinho se descarrió por sus salidas nocturnas y aplicación extrema del carpe diem; Raphinha, en cambio, se casó recientemente con su pareja Natalia Rodrigues y mantiene una situación estable a nivel familiar, sin excesos ni planes extradeportivos que no se adecúen a su carrera futbolística.
Sin ir más lejos, en las últimas semanas se ha puesto en manos de la empresa Global Performance para aumentar sus prestaciones físicas, a fin de potenciar la musculatura complementando los entrenamientos en la Ciutat Esportiva. Ronnie era más de dejarse guiar única y exclusivamente por un talento que, al no ir acompañado de esfuerzo constante, se diluyó con el tiempo como un azucarillo. Puede que Rafael Dias Belloli no esconda la misma magia en las botas. Pero si algo está claro, al menos de momento, es que está dispuesto a dejarse la piel por compensar cada una de sus lagunas.