Una de las peores catástrofes por un partido de fútbol. Así podría definirse lo ocurrido en las últimas horas en el estadio de Kanjuruhan (Indonesia), donde casi 200 personas han perdido la vida tras una batalla campal, en una cifra de víctimas que podría ir ascendiendo con el paso del tiempo.
Los hinchas locales saltaron al campo porque su equipo había perdido contra su rival, y la participación de la policía para disuadir la invasión en el terreno de juego desencadenó la tragedia. Los gases lacrimógenos utilizados provocaron avalanchas mortales, dado que la mayor parte de los fallecimientos se produjo a raíz de la estampida de los propios aficionados cuando intentaban huir.
El Barça lanza un comunicado
Decenas de personas se asfixiaron, ya que se trataba de "un espacio lleno de gente, que provocó dificultad para respirar y falta de oxígeno", ha señalado el comisario y jefe de policía de Java Oriental, Nico Afinta. El FC Barcelona, de la misma forma que ya han hecho otros clubes e instituciones de todo tipo, ha utilizado las redes sociales para mandar un mensaje de solidaridad con las familias de las víctimas.
"El FC Barcelona se suma al dolor por la tragedia del estadio de Kanjuruhan en Indonesia y está en contra de cualquier acto de violencia dentro y fuera de los estadios de fútbol", puede leerse al comienzo del mensaje del club. "Un sentido recuerdo para las víctimas y sus familiares", finaliza el comunicado.
Minuto de silencio en la Liga
También la Liga se ha solidarizado con la tragedia, informando a través de las redes sociales de que se llevará a cabo un minuto de silencio en los partidos que restan por disputarse en esta jornada en Primera y Segunda División, y también en la Liga Femenina.
Los incidentes que se han producido en la isla de Java son los segundos más graves de la historia del fútbol, después de que en 1964 se produjesen 328 muertos en el Estadio Nacional de Perú, donde se enfrentaban Argentina y la selección local. En aquella ocasión, ocurrió algo muy parecido a la catástrofe de Indonesia. Una invasión de campo y la posterior intervención de las fuerzas del orden, con perros y gases lacrimógenos, provocó unas avalanchas fatales.