Quien tuviese una máquina del tiempo en 2018 y viajase al presente, en 2022, no entendería cómo Samuel Umtiti ha pasado de ser uno de los mejores centrales del mundo a convertirse en el último jugador de rotación. A sus 28 años debería estar en el punto más álgido de su carrera futbolística, pero en vez de ello el central francés parece más bien un futbolista retirado o a punto de hacerlo.
Una de las claves de esta situación no ha sido sólo su poca actitud y motivación para remontar el vuelo, sino especialmente los problemas físicos que ha sufrido de forma constante en los últimos cuatro años. El resultado es una rodilla muy maltrecha, que ha mermado sus capacidades sobre el terreno de juego y hace mella en su confianza cada vez que salta al verde. Big Sam ya no es el que era, y difícilmente podrá volver a serlo.
La imagen de la controversia
En las últimas horas, se ha hecho viral a través de las redes sociales una imagen de Samuel Umtiti entrenando junto al resto de sus compañeros en el FC Barcelona, en la que puede apreciarse la deformidad de su rodilla en la actualidad. A no ser que la imagen pueda haber sido modificada con Photoshop en algún momento, lo que está claro es que su contorno y figura no son los habituales.
El jugador tiene una especie de bulto hacia afuera, un claro indicador de que las cosas no marchan bien en dicha zona. Hace unos meses, durante el mercado de invierno, Mateu Alemany convenció a Umtiti para prolongar su contrato a cambio de diluir el sueldo que le quedaba este último año en tres años más. Una forma de oxigenar los límites del Fair-Play financiero para el Barça, teniendo en cuenta que el zaguero galo no ha querido hacer las maletas al extranjero a pesar de haber tenido ofertas en los últimos tiempos.
Bartomeu no lo vio venir
No juega en el Barça, pero tampoco parece importarle. Es consciente de que en ninguna parte podrá disfrutar del salario que tiene actualmente en el FC Barcelona, y que se convirtió en una losa para las arcas del club justo en el momento en que Josep Maria Bartomeu y su junta directiva decidieron firmarlo en verano de 2018, justo cuando el Manchester United amenazaba con ficharle por 60 millones de euros. Visto lo visto, ojalá lo hubiesen hecho, o eso debe pensar la gran mayoría del barcelonismo hoy por hoy.
Pero volviendo a la fantasía de las máquinas del tiempo, está claro que nadie tenía ninguna en 2018. Tampoco una bola de cristal. De haber sido así, puede que la entidad hubiese podido ahorrarse mucho dinero. Y, quién sabe, haber firmado con los 60 millones del traspaso de Umtiti a algún otro joven central que fuese prometedor en aquellos tiempos, como por ejemplo Matthijs de Ligt. Pero claro está, avanzarse a los acontecimientos nunca ha sido fácil. Y, a veces, lo mejor es seguir caminando sin estancarse en los errores del pasado.