Para un jugador de 20 años, no es fácil pisar un campo donde soñaste jugar como local y ser abucheado como visitante. Es precisamente lo que le ocurrió a Takefusa Kubo este domingo en el Camp Nou, cuando saltó al césped en la segunda mitad del Barça-Mallorca. El talentoso atacante japonés cedido por el Real Madrid fue el futbolista que más peligro trajo contra la portería de Ter Stegen, especialmente después del gol de Raíllo que acercó al cuadro balear en el marcador y puso, en cierta medida, el miedo en el cuerpo a los de Xavi.
Kubo pidió el balón constantemente, se ofreció, regateó con criterio y disparo contra la portería de Ter Stegen, aunque no tuvo la lucidez suficiente como para igualar la contienda. Al jugador nipón le está costando horrores acapar de explotar pese a sus increíbles condiciones técnicas. Pasó sin pena ni gloria por el Villarreal de Unai Emery, mientras que tampoco logró triunfar durante su cesión en el Getafe. Ya en el Mallorca, ha cuajado algunos partidos buenos pero no ha sido capaz de ser regular y fraguar las buenas actuaciones en números.
Pudo volver y no lo hizo
Hubo un día en que era uno de los grandes prodigios de la cantera azulgrana. La sanción de la FIFA en 2014 provocó que, junto con otros jóvenes talentos, tuviese que abandonar el club durante unos años. Cuando estaba a punto de cumplir la mayoría de edad y el Barça quiso repescarle, eligió antes a un Real Madrid que le pagaba más dinero y apostó seriamente por su fichaje.
Esa elección es algo que el barcelonismo no ha perdonado, como se pudo comprobar este domingo y también hace tres años, en 2019, cuando pisó por primera vez el Camp Nou con otra camiseta. "Tienen derecho a pitarme", dijo entonces de forma contundente el jugador del Real Madrid, que ya estuvo cedido en el Mallorca anteriormente.
"Esa decisión es del público. Yo tomé mi decisión y ellos tienen derecho a pitarme, creo que lo merezco, aunque había gente que también aplaudía y eso me dio ánimos. ¿Pena? No, es una forma que tienen de verme como un rival, no como un chico de 18 años que juega al fútbol un poco bien", comentó entonces el futbolista, mostrando una gran madurez pese a su juventud.
Kubo quiso ser Gavi
Ahora, acumula casi tres años de cesiones en los que no ha sido capaz de dar rienda suelta a toda su calidad, ni tampoco de confirmar las grandes expectativas que se pusieron sobre él. Este domingo, sin embargo, pudo ver cómo otro jugador aún más joven que él, Gavi (17), sí está asentado en un gran club de Europa como el FC Barcelona, y no tiene problemas en jugar en el Camp Nou como si fuera el patio de su casa. Algo que Kubo siempre habría soñado, pero para lo que ya no está a tiempo. Hay trenes que sólo pasan una vez.