Leo Messi era Dios en Barcelona. El crack al que nadie discutía y al que todos rendían pleitesía. En París no tiene el mismo status y la prensa se ceba con él. Siete meses después de su salida del Barça, Messi busca nuevos estímulos y los encuentra en el Mundial de Qatar.

El momento que Modric tumbó a Messi / LA CASA DEL FUTBOL

En Barcelona, Messi lo ganó todo. Absolutamente todo. A título individual y colectivo. Con el Barça ganó 35 títulos: 10 Ligas, siete Copas del Rey, ocho Supercopas de España, cuatro Champions, tres Supercopas de Europa y tres Mundiales de club. En el PSG ganará la Ligue 1, pero deberá esperar un año para conquistar otra Champions. "Esa copa tan linda y querida", como dijo el crack argentino.

Arrasa en Francia

En el PSG, Messi vive a la sombra de Mbappé, a quien el club parisino hará todo lo posible para retener un año más. La Liga 1 no tiene la misma intensidad ni carisma que la Liga, y el equipo de Pochettino domina con mucha suficiencia. El PSG suma 62 puntos, 13 más que el Niza, segundo clasificado. En el torneo local, Leo ha marcado dos goles y ha dado 11 asistencias.

Suárez, Neymar y Messi celebran el tercer gol del Barça al Atlético, el 11 de enero de 2015 / REDES



Suárez, Neymar y Messi celebran un gol al Atlético en enero de 2015 / REDES

La eliminación europea pasará factura a Messi, blanco de muchas críticas. El futbolista no termina de estar contento en París y siempre que puede regresa a Barcelona para reencontrarse con sus amigos. Con Cesc, Sergio Busquets, Luis Suárez, Jordi Alba... En Castelldefels, Antonella es mucho más feliz. Messi, también.

Tres años con el PSG

El pasado agosto, después de su traumática ruptura con el Barça, Messi firmó un contrato por tres años con el PSG. Los dos primeros, garantizados. Con el club francés pactó un salario inferior al que cobraba en el Camp Nou: 30, 40 y 40 millones por temporada, respectivamente. El Barça, como explicó Culemanía, todavía le debe dinero y Leo no descarta volver al club azulgrana como secretario ténico. De momento, su relación con el presidente, Joan Laporta, es inexistente. En agosto, Leo se sintió engañado. Traicionado.

Messi, a la espera de que la próxima temporada sea mejor con el PSG, está muy motivado con el Mundial de Qatar. Proclamarse campeón del mundo con Argentina es el gran sueño de Leo. Si lo consigue, los fiascos en la Champions serán mucho más llevaderos para un futbolista al que le falta la copa más deseada. La que en 1986 ganó Diego Armando Maradona, el auténtico Dios de los argentinos. Él nunca llegó tan alto ni fue tan querido por los argentinos. Su idilio fue con el Barça y Barcelona.