Cuando eligió rechazar la oferta de renovación y hacer las maletas rumbo a Alemania, seguro que Ilaix Moriba esperaba que el bagaje en estos primeros seis meses de temporada 2021-22 fuese mucho mejor. El joven centrocampista guineano apenas ha entrado en los planes de su entrenador con el RB Leipzig, habiendo disputado hasta la fecha un total de 100 minutos repartidos en seis partidos.
Ahora, se encuentra en Camerún disputando la Copa de África con su selección, Guinea, y allí está recibiendo un consuelo que podría servir de punto de inflexión de cara a la segunda parte del curso. Y es que el canterano del Barça se está erigiendo como una de las grandes sensaciones del torneo, habiéndose ganado el mérito de ser escogido el mejor futbolista joven de la fase de grupos.
No quiso jugar con España
Nacido en Conakry, Ilaix Moriba tomó la decisión de jugar con la selección absoluta de Guinea después de haber pasado por todas las categorías inferiores de España. Una decisión que cogió a todo el mundo por sorpresa, y que se convirtió en una primera traición justo antes de que priorizase su salida del Barça para jugar en un equipo que le ofreciese un contrato con mejores condiciones económicas.
Surgió la oportunidad de marcharse a la Bundesliga y, de momento, Ilaix no ha podido explotar ni confirmar las grandes cualidades que sí mostró en el Barça, y que le habrían permitido tener un gran protagonismo primero con Ronald Koeman y luego con Xavi Hernández en el banquillo.
Ilaix Moriba en un entrenamiento del RB Leipzig / Redes
Una decisión con consecuencias
En vez de eso escogió salir, y por ahora la decisión no le ha salido bien. Deberá conformarse con el triste consuelo de recibir reconocimientos individuales en la Copa de África, al tiempo que intentará seguir cuajando grandes actuaciones en el torneo para llamar la atención de su entrenador y cuerpo técnico. Su objetivo es claro: tener más minutos y oportunidades con el RB Leipzig en la segunda fase del curso.
No lo tendrá fácil debido a la competitividad que se respira en el centro del campo del equipo alemán, pero si continúa el ostracismo actual hasta el final de la temporada, deberá tomar una decisión. Él, y también los altos mandos del club germano. En juego está la progresión de un joven futbolista de 19 años que podría haberse comido el mundo vestido de azulgrana.