Golpe de autoridad. La selección española de Luis Enrique asaltó el Estadio San Siro en el triunfo (1-2) ante Italia, en las semifinales de la UEFA Nations League. El combinado nacional logró tomar venganza tras el último enfrentamiento entre ambos conjuntos en la pasada Eurocopa. Lo más destacado del compromiso fue la gran movilidad del tridente ofensivo (Oyarzabal, Ferrán Torres y Sarabia), que permitió a los visitantes organizar jugadas de mucho peligro, sobre todo en el sector izquierdo. La valentía de Luis Enrique volvió a cerrar las bocas del sector madridista en una semana llena de críticas por sus decisiones en la convocatoria.
El seleccionador español decidió apostar por la siguiente alineación para conseguir el acceso a la gran final: Unai Simón; Azpilicueta, Laporte, Pau Torres, Marcos Alonso; Busquets, Koke, Gavi; Oyarzabal, Ferran Torres y Sarabia.
Picando adelante
El increíble ambiente en suelo italiano supuso un problema para La Roja en esos primeros minutos del compromiso. Los futbolistas estabas algo desorientados en el campo y eso lo aprovechó el elenco dirigido por Roberto Mancini para encontrar la primera situación peligrosa, la cual fue un disparo peligroso de Chiesa que finalmente atajó el guardameta español. Esa dinámica inicial favoreció a los locales.
La barrida de Sergio Busquets, durante el Italia-España / EFE
Sin embargo, los pupilos de Luis Enrique consiguieron establecerse en el terreno de juego. A partir de unas importantes sociedades el sector izquierdo con Marcos Alonso, Koke y Mikel Oyarzabal, lograron construir gran parte de las jugadas que permitieron imponerse en el marcador. El primer tanto llegaría en el minuto 17, justamente con un preciso centro de ese lado del campo de Oyarzabal y que posteriormente definiría Ferrán Torres, ganando con total determinación la espalda del central contrario.
Los italianos intentaron sacudirse de ese primer golpe, especialmente a través de las transiciones a campo abierto y los robos en campo rival. De esa forma contaron con dos ocasiones claves en los minutos 34 y 35; la primera sería con un potente disparo de Bernardeschi que exigió la estirada de Unai Simón, mientras que la segunda fue una jugada que inexplicablemente falló Insigne, teniendo el portero como único obstáculo en su camino por el gol.
La situación no mejoró para la vigente campeona de la Eurocopa. En el minuto 41 fue expulsado Leonardo Bonucci por doble amonestación, siendo la última cartulina amarilla por dar un fuerte golpe a Busquets en una disputa aérea. Esa inferioridad numérica se hizo sentir en poco tiempo, porque España logró aumentar la ventaja en el marcador gracias a otro gol de Ferrán Torres. El delantero cabeceó con mucha calidad un preciso centro de Oyarzabal, que cerró un primer tiempo como uno de los mejores sobre el terreno de juego.
El cabezazo de Ferrán Torres que culminó en gol / EFE
Sustos de por medio
Los primeros pasajes del segundo tiempo fueron con parte de la dinámica esperada: una selección española gobernando la posesión y encontrando ventanas para colarse en la defensa rival. Nuevamente los dirigidos por Luis Enrique decidieron continuar con sus ataques por el sector izquierdo, encontrando algunas situaciones de disparo que no pudieron llegar a dirección de red.
A pesar de la desventaja numérica, Italia siguió batallando con sus mejores armas en ataque. Durante el tramo del minuto 60 consiguieron sumar a varios efectivos en campo contrario e incluso tuvieron un disparo en el poste de Chiesa, aunque terminaría siendo anulado por fuera de juego. La resistencia del equipo de Roberto Mancini fue clave en esos instantes del compromiso.
Lorenzo Pellegrini, controlando el esférico ante los defensas españoles / EFE
Por varios minutos buscaron adelantar las líneas y así robar el esférico en una zona que permitiría construir rápidamente una ocasión de gol, pero España estuvo concentrada en esos momentos. Posteriormente pudieron salir de ese pequeño asedio, a tal punto que Oyarzabal tuvo una jugada clara para aumentar la distancia en el marcador, pero Donnarumma fue ágil para tapar el disparo.
Irónicamente, en el mejor tramo de los españoles se dio la acción que recortó la ventaja en el partido. Todo empezó con un tiro de esquina mal ejecutado por La Roja, que terminó dando a pie un contragolpe placentero para los italianos. El gol fue de Lorenzo Pellegrini en el minuto 83, después de una cómoda asistencia de Federico Chiesa.
Los minutos finales tendrían ese componente de tensión, especialmente porque los locales contaron con mucha dinamita para explotar esos contragolpes. Fue un cierre de compromiso bastante intenso por el montón de disputas físicas, pero finalmente culminó en un resultado favorable para la selección dirigida por Luis Enrique, que ahora jugarán la final de la UEFA Nations League.