La suya fue una reacción en caliente. De indignación y odio. Al ser despedido por el Benfica tras ganar dos Copas de Europa (1961 y 1962) por pedir una mejora salarial que le fue negada, Bela Guttmann lanzó su temible profecía: “Ni en 100 años el Benfica volverá a ganar una Copa de Europa”. Algún directivo sonrió entonces ante la soflama del técnico húngaro (Budapest, 1899; Viena, 1981). Hoy nadie se la toma a broma. El Benfica, en los últimos 59 años, no ha ganado título europeo alguno. La maldición persiste pese a las múltiples súplicas de aficionados de las águilas rojas en el cementerio judío de Viena, donde está enterrado Guttmann.
El Benfica, segundo rival del Barça en la Champions, fue el mejor equipo de Europa en los primeros años 60. En sendas finales, derrotó al Barça y al Real Madrid. Guttmann era, posiblemente, el mejor técnico continental tras una discreta etapa como futbolista en el MTK Budapest, el Austria Hakoah y en Estados Unidos. Como técnico alcanzó notoriedad en el Honved y el Milan, antes de fichar en 1958 por el Oporto, club con el que ganó la liga portuguesa. Con los dragones azules solo estuvo un año y su salida fue movida. Molesto, fichó por el Benfica.
Guttman tumbó a Barça y Madrid
Con Guttmann, el Benfica logró sus mayores éxitos. La leyenda cuenta, además, que en una visita al barbero escuchó hablar de un chico de Mozambique que, años después, cambiaría la historia del fútbol portugués. Aquel joven era Eusébio, un futbolista que el Benfica se lo arrebató al Sporting de Portugal con una maniobra poco elegante.
El Benfica conquistó su primera Copa de Europa tras derrotar al Barça en la maldita final de Berna. Los barcelonistas estrellaron cuatro remates en la madera. Entonces, los postes eran cuadrados. A partir de aquella final fueron redondos. El equipo lisboeta ganó por 3-2 tras resistir el acoso final de su rival. El Barça todavía tardaría 31 años en ganar su primer gran título europeo. Ronald Koeman, con pasado también benfiquista como entrenador, fulminó el maleficio azulgrana.
Bela Guttman, junto a Eusebio, con la Champions / REDES
Un año después de Berna, el Benfica también tumbó al Real Madrid en otra final trepidante. El club portugués se impuso por 5-3 en Ámsterdam, confirmando que era el mejor equipo de Europa.
Una tumba muy visitada
La salida de Guttmann fue el principio del fin para el Benfica, víctima de la maldición del técnico húngaro. Los aficionados lisboetas empezaron a mosquearse tras perder las finales de 1963 (Milan) y 1965 (Inter). La pesadilla alcanzó cotas mayores con las derrotas de 1968 (Manchester United), 1988 (PSV Eindhoven) y 1990 (Milan). Tampoco encontró consuelo el club lisboeta en la Copa de la UEFA de 1983 (Anderlecht) ni en la Europa League. El Benfica perdió las finales de 2013 (Chelsea) y 2014 (Sevilla).
Hoy, 59 años después, en Lisboa no olvidan la predicción de Guttmann, que falleció en Viena a los 82 años. Su tumba ha sido visitada por miles de aficionados del Benfica. Muchos le piden perdón por haber sido ofendido por el club de sus amores. Confían que algún día se levante el castigo. De momento, todo sigue igual y cuesta imaginar a un Benfica campeón de Europa en los próximos años. La maldición de Guttmann perdura.