A la tercera fue la vencida. Después de dos empates decepcionantes, España se quitó los complejos y las dudas en el último partido de la fase de grupos. La manita contra Eslovaquia (0-5) sirve para garantizarse un puesto en los octavos de final, pero sobre todo para despejar los nubarrones que rondaban a La Roja desde el inicio de la competición.
Ante una situación de emergencia, Luis Enrique movió ficha. El técnico asturiano, muchas veces acusado de inmovilista y de terquedad en sus principios, realizó varios cambios que respondieron con creces a la llamada del seleccionador.
Veteranos y noveles, con Busquets a la cabeza
El primero de ellos estaba cantado: tras perderse los dos primeros encuentros por el coronavirus, Sergio Busquets apareció en escena para comandar el juego de la selección. El de Badia realizó un partido excelso, dominante en el medio campo y otorgando fluidez a la circulación de balón de La Roja. El veterano centrocampista fue nombrado Man of the Match por la UEFA.
Busquets saluda junto a Koke a la afición / EFE
Otro de los cambios introducidos por Lucho fue Èric García, que substituyó a Pau Torres en el eje de la defensa. El nuevo central del Barça cuajó también un partido excelente. Es verdad que Eslovaquia, sometida desde los primeros dos goles de la selección, apenas generó peligro en ataque. Pero el joven zaguero fue fundamental para ayudar en la salida de balón del equipo: en sus 70 minutos en el campo tuvo 76 intervenciones y completó 73 pases (93% de acierto).
Las otras dos novedades en el once de España también cayeron de pie en La Cartuja. De nuevo, un veterano -César Azpilicueta, muy seguro atrás y amenazante con sus subidas en el carril derecho- y un joven -Pablo Sarabia, de lo mejor de España en ataque, con un gol y una asistencia- que mejoraron las prestaciones del equipo.
Experiencia y buenas dosis de talento
Otros dos jugadores culés fueron de lo mejor en la primera victoria de La Roja en el torneo. La defensa fue la parcela del campo donde más intervino Lucho (dos cambios en cuatro posiciones) pero ahí se mantuvo Jordi Alba. El lateral de l'Hospitalet, durante meses fuera de los planes del seleccionador, ya es un fijo en el once español y ante Eslovaquia volvió a demostrar por qué: seguridad en partidos de máxima exigencia y una amenaza constante por el flanco izquierdo.
Pedri con España ante Eslovaquia / EFE
Finalmente, Pedri. El canario probablemente ha sido hasta ahora el jugador más consistente desde el inicio de la Euro para España. No en vano ha jugado todos los minutos de los tres partidos disputados. Contra los eslovacos, el joven talento blaugrana movió el balón con precisión y dejó varios últimos pases de altísimo nivel (como el que originó el segundo tanto español, tras la intervención de Gerard Moreno). Un fijo en esta selección renovada que ya tiene los ojos puestos en Croacia, su próximo rival.