El Barça de Jasikevicius tendrá este domingo, a partir de las 20:30 horas, la oportunidad de hacer historia. Los culés se enfrentarán a su bestia negra, el Anadolu Efes, con la intención de levantar su tercer título de campeón de Europa en toda su historia. Es el gran objetivo de un equipo por el que se hizo una inversión descomunal en 2019, cerrando fichajes como los de Mirotic, Higgins o Davies, y que cuenta con el presupuesto más alto de la competición.
El cuadro blaugrana tendrá en frente a su propia historia. El Barcelona jugará su octava final de la Euroliga, con un balance que no invita al optimismo. La primera de ellas la jugó en 1984; la última, en 2010, hace ya más de 11 años. Su balance total es de cinco derrotas y solo dos victorias.
Los jugadores del Barça, celebrando una acción ante Milán / FCB
Eso sí, hay que destacar que los dos triunfos llegaron en sus dos últimas apariciones, y tras el cambio a la actual competición. Veremos si consiguen mantener esta racha este domingo o, en cambio, suman una nueva derrota a un balance desesperanzador.
Cinco derrotas en las cinco primeras finales
Precisamente, el balance del Barça en las finales de la Euroliga es tan horroroso porque tuvo un inicio para el olvido en la principal competición europea. Cayeron en las cinco primeras finales que disputaron, pese a ser en la mayoría de ellas grandes favoritos.
La primera tuvo lugar en 1984 en Ginebra. Los culés no consiguieron superar a un inexperto Banco di Roma (79-73). Pese a los 31 puntos de Epi, los catales no pudieron hacer nada para superar a un equipo liderado por un inspirado Larry Wright, un base anotador, que se fue hasta los 27 puntos. Seis años tuvieron que pasar para que el Barça volviera a plantarse en una final de la Copa de Europa. Esta vez, en Zaragoza cayeron en la gran final contra un Jugoplastika liderado por los Kukoc, Radja, Perasovic, Savic y compañía (72-67).
El Banco di Roma superó al Barça en su primera final de la Euroliga / REDES
La tercera llegó solo un año después... y volvió a ser una decepción. Se perdió de nuevo contra Jugoplastika (ahora ya llamada Pop 84 Split) por un ajustado 70-65 en París. Una final marcada por la lesión en el hombro de Audie Norris, jugador clave en los esquemas del conjunto azulgrana. Precisamente la capital francesa fue también el escenario de la cuarta derrota blaugrana en una final, en el 1996. Esta vez ante Panathinaikos (67-66), en una final donde los culés salieron claramente perjudicados por el arbitraje, al no señalar un tapón ilegal en los últimos segundos que podría haber sido decisivo.
Y al año siguiente, la quinta derrota en cinco finales. En Roma, los azulgrana derrotaron al ASVEL francés (77-70) en semifinales, pero en la final ante Olympiacos (73-58) se encontraron con un conjunto griego liderado por un David Rivers sublime que no les dio ninguna opción.
Cambio de dinámica
No obstante, con el cambio del modelo de competición, y el paso de la Copa de Europa a la actual Euroliga, cambió la suerte para el Barça. En 2003, la sexta final de su historia finalmente fue la vencida. Tuvo que ser en casa, y ante un Palau Blaugrana que fue una auténtica olla a presión, cuando los catalanes, con una plantilla de auténtico lujo (Bodiroga, Jasikevicius, Fucka, Navarro...) y todo un maestro en el banquillo (Svetislav Pesic), finalmente consiguieron el ansiado título al superar al Bennetton de Treviso (76-65) en la gran final.
Los jugadores del Barça celebran la Euroliga de 2003 / EFE
Y la última llegó en 2010 en París, hasta el momento ciudad maldita, y que confirmó el cambio de tendencia. El Barça, liderado por un estelar MVP Navarro, avasalló a un Olympiacos en la Final (86-68) construido a base de millones, con cracks como Teodosic, Kleiza, Childress o Schotsanitis. Este domingo, los de Jasikevicius tendrán la oportunidad de continuar esta buena dinámica, y coronarse de nuevo campeones de Europa.