¡El Chelsea es el nuevo campeón de Europa! El conjunto londinense demostró ser impenetrable y superó al Manchester City de Pep Guardiola (0-1) en la gran final de la Champions. Los citizens dominaron por completo el choque, pero las ocasiones fueron de los blues. Un simple gol de Havertz y una férrea defensa fue suficiente para los de Tuchel para superar a un cuadro Skyblue que lo intentó todo, pero al que no le acompañó ni la suerte ni la épica.
Sigue la maldición de Guardiola
Llegó la gran noche del fútbol europeo. Manchester City y Chelsea se enfrentaban en el Estadio Do Dragao en una final con claro color inglés. Pep Guardiola volvía a una gran cita europea diez años después, para tratar de romper su maldición con la Orejona. Para ello, trató de superar la férrea defensa de los blues con un planteamiento sorprendente y tremendamente ofensivo, y sin mediocentro defensivo.
Como suele ser habitual, los citizens dominaron por completo desde el saque inicial la posesión. No obstante, no transformaron este dominio en ocasiones. En cambio, los de Tuchel se mostraron mucho más intensos e incisivos al contraataque, y tuvieron las mejores ocasiones para abrir el marcador. Hasta que Havertz, rozando el descanso, adelantó al Chelsea tras recibir un gran balón a la espalda de los centrales.
Tras el paso por los vestuarios, el control de los de Guardiola se acentuó mucho más, frente a un conjunto londinense que ni siquiera conseguía salir de su terreno de juego. No obstante, todo se complicó para el cuadro Skyblue cuando su gran estrella, Kevin De Bruyne, tuvo que marcharse lesionado y entre lágrimas.
Guardiola, lamentando la derrota contra el Chelsea / EFE
Sin embargo, la ausencia del belga no cambió la forma de jugar del City, que avasalló con todo la portería de Mendy. Con el paso de los minutos, los citizens todavía se lanzaron más al ataque y se despreocuparon de su defensa, lo que dio al Chelsea oportunidad para sentenciar el encuentro. Pero no lo consiguieron.
En este sentido, los últimos minutos fueron un completo bombardeo de ocasiones de los de Guardiola, ante un Chelsea encerrado que se defendía con uñas y dientes. Hasta el último instante lo intentó el City, pero ni la fortuna ni la épica acompañaron a un técnico catalán que acumula una nueva decepción en la Champions League.