Este jueves, 29 de abril, se cumplen 70 años de un hecho trascendental en la historia del Barça. Ese mismo día, pero del año 1951, se estrenó de forma oficial con la elástica blaugrana Ladislao Kubala. El mito húngaro es considerado uno de los mejores futbolistas de la historia de la entidad. Muchos lo conocen como el Messi del siglo XX.
Kubala tuvo que esperar más de un año para estrenarse oficialmente con el Barcelona. Fichó en 15 junio de 1950, pero el tránsfer no llegó hasta abril de 1951 a causa de una denuncia de la Federación Húngara a la FIFA. El futbolista huyó de su país natal, donde se desencadenó la revolución comunista, y viajó a Occidente disfrazado de militar ruso. Lo que provocó la cólera de la Federación, que hizo todo lo posible para que no volviese a jugar al fútbol.
Kubala, en su debut oficial con el Barça ante el Sevilla | Archivo
No obstante, finalmente el 29 de abril de 1951, tras solventar todos los contratiempos en su documentación, pudo estrenarse contra el Sevilla en la Copa del Generalísimo. Una eliminatoria en la que ya demostró su calidad, anotando un gol determinante en Les Corts que acercó el título a los culés.
El culpable de la creación del Camp Nou
Kubala, el primer icono futbolístico de la historia del Barcelona a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, militó en las filas del cuadro catalán entre 1950 y 1961, un largo lapso de tiempo en el que consiguió anotar 194 goles en 256 partidos con la elástica azulgrana. En Can Barça, Kubala levantó un total de 19 trofeos, creando su propia leyenda futbolística.
Fue tan inmensa su dimensión, que incluso fue el gran culpable de la construcción del Camp Nou en 1957. Era un ídolo de masas, lo que obligó al club a mudarse a un estadio con mucha más capacidad, y dejar el mítico campo de Les Corts.
Imagen de las estatuas de Cruyff y Kubala en el recinto del Camp Nou / Culemanía
Su recuerdo continua siendo imborrable, como demuestra el hecho de que es de los pocos futbolistas que cuenta con su propia estatua a los alrededores del Camp Nou. Una figura clave para que el Baça se convirtiese en lo que es hoy: una superpotencia a nivel mundial.